15 de septiembre de 2025 a las 09:15
¡No te dejes engañar!
La desinformación, una sombra que acecha en tiempos de crisis, volvió a manifestarse tras el incidente en el Puente de la Concordia. Si bien el impacto de la infodemia ha disminuido, la volcadura de la pipa de gas, que dejó un saldo de decenas de heridos, se convirtió en el nuevo escenario para la propagación de noticias falsas. Mientras la solidaridad y la eficiencia del personal médico se desplegaban en los hospitales del IMSS, IMSS-Bienestar e ISSSTE, atendiendo a los lesionados con la diligencia y los recursos necesarios, y las familias eran contactadas con celeridad, algunas voces, amparadas en el supuesto ejercicio periodístico, optaban por sembrar la incertidumbre y el caos.
En el complejo panorama informativo actual, donde la inmediatez a menudo se impone a la veracidad, resulta crucial analizar con ojo crítico la información que recibimos. El caso del Puente de la Concordia nos recuerda la importancia de contrastar las fuentes y no dejarnos llevar por titulares sensacionalistas. Figuras públicas, como la periodista Azucena Uresti, difundieron información errónea sobre la situación de los pacientes en el ISSSTE, afirmando la ausencia de familiares. Esta aseveración fue rápidamente desmentida por Rodrigo Ávila, Director de Oficinas de Representación del ISSSTE, quien confirmó la presencia y el acompañamiento a las víctimas y sus familias.
La manipulación informativa no se limita a la omisión o la tergiversación de datos. En ocasiones, como se evidenció en el caso del Puente de la Concordia, se construyen narrativas completamente falsas. Carlos Loret, en Latinus, pintó un cuadro dramático de desabasto de medicamentos e insumos en los hospitales, de falta de información a los familiares durante horas, e incluso de una supuesta estrategia gubernamental para controlar la información. Estas afirmaciones, carentes de fundamento, no solo desinforman a la ciudadanía, sino que también atentan contra la labor de los profesionales de la salud que trabajaron incansablemente para atender a los afectados.
Ante la proliferación de noticias falsas, la pregunta que surge es: ¿cómo podemos protegernos de la desinformación y combatirla? La respuesta, como apunta Martí Batres, Director General del ISSSTE, se encuentra en la triple D: desmentir, desenmascarar y denunciar. Desmentir las falsedades con datos verídicos y fuentes confiables. Desenmascarar a quienes las propagan, identificando sus intereses y motivaciones. Y finalmente, denunciar las prácticas de desinformación, exigiendo responsabilidad a quienes las promueven. En la era digital, donde la información fluye a raudales, es nuestra responsabilidad como ciudadanos ser críticos, analíticos y responsables con la información que compartimos. No seamos cómplices de la infodemia, seamos parte de la solución.
Es importante destacar que la desinformación no solo genera confusión y angustia en la población, sino que también puede tener consecuencias graves, como obstaculizar las labores de rescate y atención a las víctimas en situaciones de emergencia. En el caso del Puente de la Concordia, la difusión de noticias falsas pudo haber generado pánico y dificultado la coordinación de los servicios de emergencia.
La lucha contra la desinformación es una tarea colectiva. Medios de comunicación, autoridades, organizaciones civiles y ciudadanos debemos trabajar juntos para promover la cultura de la verificación y el pensamiento crítico. La educación mediática juega un papel fundamental en este proceso, dotando a las personas de las herramientas necesarias para identificar y combatir la desinformación. Solo así podremos construir un espacio informativo más sano, transparente y democrático.
Fuente: El Heraldo de México