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15 de septiembre de 2025 a las 03:10

Michoacán: Magia otoñal más allá de Cotija y Paracho

El otoño, con su paleta de colores cálidos y la suave melancolía que trae consigo, invita a la introspección y a la búsqueda de experiencias que nutran el alma. Es la época perfecta para desconectar del bullicio veraniego y reconectar con la naturaleza, con la historia y con nosotros mismos. Y qué mejor escenario para esta reconexión que un Pueblo Mágico como Pátzcuaro, Michoacán, donde el tiempo parece detenerse y las tradiciones ancestrales se entrelazan con la belleza de sus calles empedradas y la serenidad de su lago.

Este año, el equinoccio de otoño, ese momento mágico en el que el día y la noche se equilibran, nos encuentra con una oportunidad única para sumergirnos en la mística atmósfera de Pátzcuaro. Imaginen: el sol del mediodía bañando las casas con techos de teja, mientras el aire fresco acaricia el rostro y el aroma a cempasúchil comienza a impregnar cada rincón. Es una experiencia sensorial que despierta los sentidos y nos prepara para la llegada del Día de Muertos, una de las festividades más emblemáticas de México y que en Pátzcuaro se vive con una intensidad y una autenticidad inigualables.

Pátzcuaro, “la puerta del cielo”, un nombre que evoca la conexión entre lo terrenal y lo divino, nos espera con los brazos abiertos. Sus más de 500 años de historia susurran secretos al oído de quienes recorren sus calles, historias de dioses purépechas que ascendían y descendían por estas tierras, dejando una huella imborrable en la cultura y en el espíritu del lugar. Desde la imponente Basílica de Nuestra Señora de la Salud, hasta la Casa de los Once Patios, cada edificio, cada plaza, cada rincón de Pátzcuaro guarda un fragmento de este legado ancestral.

Y si la arquitectura colonial nos transporta al pasado, la naturaleza que rodea a Pátzcuaro nos invita a conectar con el presente. El lago, con sus tranquilas aguas, refleja la belleza del cielo otoñal y nos invita a navegar en sus tradicionales canoas, dejándonos llevar por la suave brisa y el sonido de los remos. La isla de Janitzio, con su imponente monumento a Morelos, se alza majestuosa en medio del lago, ofreciendo una vista panorámica que nos deja sin aliento.

Pero Pátzcuaro no solo es historia y naturaleza, es también un festín para los sentidos. Su gastronomía, rica en sabores y tradiciones, nos deleita con platillos como el pescado blanco, las corundas y el atole de grano, una experiencia culinaria que nos permite saborear la esencia misma de Michoacán.

Para quienes buscan una escapada de otoño llena de magia, historia y tradición, Pátzcuaro es el destino ideal. Un viaje que nos permite desconectar del ritmo frenético de la ciudad y reconectar con la belleza de la naturaleza, con la riqueza de nuestra cultura y con la profundidad de nuestras raíces. Y aunque el Día de Muertos es sin duda una época excepcional para visitar Pátzcuaro, cualquier momento del año es propicio para dejarse envolver por la magia de este Pueblo Mágico. El viaje, aunque de poco más de cinco horas desde la Ciudad de México, se convierte en un recorrido por el tiempo y por el alma, una experiencia que nos transforma y nos enriquece. No esperes más, planifica tu viaje y déjate seducir por la magia de Pátzcuaro.

Fuente: El Heraldo de México