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15 de septiembre de 2025 a las 03:30

Maduro: Pentágono revela ubicación de su búnker

La sombra de la Rampa 4 se extiende larga y oscura sobre el asfalto del Aeropuerto Internacional Simón Bolívar. Mucho más allá del bullicio de las llegadas y salidas, del trajín de maletas y viajeros, se esconde un secreto a 40 metros bajo tierra. Un secreto que late al ritmo de la geopolítica, de la tensión y la incertidumbre: el supuesto búnker del régimen de Nicolás Maduro. 15,000 metros cuadrados de acero y hormigón, un laberinto subterráneo de cinco niveles que se yergue como un silencioso testimonio de la volatilidad de los tiempos que corren.

La revelación de Marshall Billingslea, ex alto funcionario estadounidense, ha desatado un torbellino de especulaciones y análisis. La ubicación estratégica, justo bajo la sala de llegada presidencial, no deja lugar a dudas sobre su propósito: un refugio de emergencia para la cúpula del gobierno venezolano. Una fortaleza inexpugnable diseñada para resistir el embate de cualquier tormenta, ya sea política o militar. Imaginen, por un momento, descender a las profundidades de este complejo. Más allá de las gruesas puertas blindadas, ¿qué secretos se ocultan?

Billingslea ha descorrido parte del velo, revelando un mundo subterráneo de comodidades sorprendentes. No se trata de un simple refugio austero, sino de un espacio concebido para garantizar la supervivencia con un toque de lujo. Dormitorios completamente equipados para un descanso reparador, incluso en las circunstancias más extremas. Un centro de comunicaciones de última generación, el nervio central que conectaría a los ocupantes con el mundo exterior, permitiéndoles seguir ejerciendo el poder incluso desde las entrañas de la tierra. Y para mantener la moral alta en momentos de crisis, un gimnasio completamente equipado. Porque incluso en un búnker, la salud física y mental son esenciales.

Pero, ¿qué hay de la alimentación? ¿Cómo subsistirían los habitantes de este mundo subterráneo durante un período prolongado? La respuesta se encuentra en las vastas reservas de alimentos y agua, meticulosamente almacenadas para asegurar la autonomía del complejo. Un verdadero oasis de supervivencia en medio de un posible desierto de caos.

La presencia de agentes cubanos en la vigilancia del búnker añade otra capa de complejidad a esta historia. Una muestra palpable de la estrecha alianza entre los gobiernos de Venezuela y Cuba, una cooperación que trasciende las fronteras y se adentra en el subsuelo. ¿Qué papel juegan estos agentes? ¿Se limitan a la seguridad perimetral o su influencia se extiende a otros aspectos de la operación de este enigmático refugio?

La existencia de este búnker plantea interrogantes cruciales. ¿Es una simple medida de precaución ante un futuro incierto o la evidencia tangible de un régimen que se prepara para resistir a cualquier costo? ¿Qué implicaciones tiene para la estabilidad política de la región? Las respuestas a estas preguntas se encuentran, como el búnker mismo, ocultas bajo capas de especulación y secreto. Mientras tanto, la sombra de la Rampa 4 sigue alargándose, un silencioso recordatorio de las tensiones que subyacen bajo la superficie.

Fuente: El Heraldo de México