15 de septiembre de 2025 a las 09:45
Gas: ¿Arma geopolítica?
La geopolítica del gas natural se asemeja a una partida de ajedrez con movimientos impredecibles y consecuencias de largo alcance. La reciente temporada de calefacción invernal, con su demanda incrementada en Europa y Norteamérica, ha dejado al descubierto la fragilidad del equilibrio mundial del gas, tal como lo advierte la Agencia Internacional de la Energía (IEA). Este aumento en el consumo, impulsado por las bajas temperaturas, ha generado una tensión en el mercado que se proyecta persistir durante 2025, aunque con una desaceleración en el crecimiento de la demanda.
Diversos factores contribuyen a esta compleja situación. La incertidumbre macroeconómica, exacerbada por la guerra comercial desatada por Estados Unidos, en particular contra China, juega un papel crucial. El gigante asiático, actor fundamental en el mercado global del gas, ha experimentado una disminución en su demanda debido a la fluctuación de su economía y los elevados precios del gas natural licuado (GNL). Este escenario contrasta con el crecimiento del 5.5% observado en la demanda asiática durante 2024, demostrando la volatilidad del mercado.
A pesar de esta contracción, Asia, y en particular China, se perfila como el principal motor del crecimiento de la demanda mundial de gas en 2025. Este dato, aparentemente contradictorio, subraya la magnitud del mercado asiático y su capacidad para influir en el equilibrio global, incluso en momentos de desaceleración. Imaginemos la presión que se ejercerá sobre el mercado cuando la economía china recupere su ritmo de crecimiento.
En este tablero geopolítico, la alianza energética entre Rusia y China se presenta como una pieza clave. La construcción del gasoducto Power of Siberia 2, un ambicioso proyecto que transportará gas desde el Ártico hasta China, tiene el potencial de reconfigurar el flujo energético global. Este acuerdo no solo fortalece la relación entre ambos países, sino que también plantea un desafío para la Unión Europea. Con Rusia desviando su suministro hacia el este, Europa podría enfrentarse a un déficit de gas a largo plazo, incluso considerando el GNL proveniente de Estados Unidos.
Y es que la creciente demanda interna de gas en Estados Unidos, impulsada en parte por la carrera por la supremacía en Inteligencia Artificial, añade otra capa de complejidad. Esta demanda interna presiona al alza los precios del gas, impactando la disponibilidad y el costo para otros países, incluyendo a la propia Europa. Nos encontramos ante un escenario donde la energía se convierte en un recurso estratégico, y la competencia por su control se intensifica.
El futuro del mercado del gas se presenta incierto, con múltiples variables en juego. La interdependencia entre las economías globales, las tensiones geopolíticas y la creciente demanda energética crean un panorama complejo que requiere un análisis profundo y una planificación estratégica por parte de todos los actores involucrados. La partida de ajedrez del gas natural está lejos de terminar, y cada movimiento tendrá consecuencias significativas para el equilibrio energético mundial.
Fuente: El Heraldo de México