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15 de septiembre de 2025 a las 09:15

Drones rusos: ¿El fin está cerca?

La tensión en el aire es palpable. Recuerdo vívidamente las noticias que llegaban desde Polonia, la incertidumbre y el miedo que se respiraba a través de las pantallas. Diecinueve drones rusos violando el espacio aéreo polaco, una imagen que evoca los fantasmas de la guerra y nos recuerda la fragilidad de la paz. No es un incidente aislado, sino la culminación de una escalada de hostilidades híbridas que Rusia ha venido ejecutando contra Polonia desde el inicio del conflicto en Ucrania. Desde la desinformación, sembrando la discordia y la confusión, hasta los ciberataques, intentando paralizar infraestructuras críticas, pasando por actos de sabotaje, minando la estabilidad del país, Rusia ha ido tejiendo una red de agresiones que ahora se materializa con esta alarmante incursión de drones.

La respuesta de Polonia y la OTAN ha sido contundente, una demostración de fuerza y unidad que envía un mensaje claro a Moscú: no se tolerarán provocaciones. La activación del artículo 4 del Tratado del Atlántico Norte, un mecanismo de consulta ante amenazas a la seguridad de un miembro, demuestra la seriedad con la que se ha tomado este incidente y anticipa un refuerzo de las capacidades defensivas en el flanco oriental de la alianza. Es crucial que la OTAN mantenga esta postura firme y coordinada para disuadir futuras agresiones.

Sin embargo, la respuesta militar no es suficiente. La condena internacional a través de la ONU, la Unión Europea y Estados Unidos es fundamental para aislar a Rusia en el escenario global y dejar claro que sus acciones tienen consecuencias. La solicitud de Polonia de una sesión extraordinaria del Consejo de Seguridad, un hecho histórico para el país, subraya la gravedad de la situación y la necesidad de una respuesta multilateral. El descaro del embajador ruso ante la ONU, negando la procedencia de los drones y tildando la situación de "histeria inflada artificialmente", es una muestra más de la estrategia de desinformación y negacionismo que el Kremlin ha empleado sistemáticamente. Es el mismo guión que vimos con la invasión de Ucrania, negando hasta el último momento cualquier intención bélica.

La pregunta de mi estudiante, sobre qué haría yo si Rusia invadiera Polonia, resonó en mí con una profunda inquietud. Es una pregunta que nos obliga a confrontar la posibilidad real de una escalada del conflicto y a reflexionar sobre nuestras propias responsabilidades en un mundo cada vez más incierto. Mi respuesta, aunque sincera, no pudo ser más que una expresión de esperanza: la esperanza de no tener que enfrentarme jamás a esa disyuntiva, la esperanza de que la diplomacia y la disuasión prevalezcan sobre la agresión.

La situación actual es un recordatorio de la importancia de la solidaridad internacional y de la necesidad de defender los valores democráticos frente a las amenazas autoritarias. Polonia, en su papel de apoyo fundamental a Ucrania, se encuentra en una posición vulnerable y requiere el respaldo de la comunidad internacional. Aunque Rusia no parezca tener la capacidad para abrir un nuevo frente de guerra convencional, su empeño en escalar la guerra híbrida representa una amenaza real que no podemos ignorar. La firmeza de la OTAN, combinada con la presión diplomática y la unidad internacional, son las herramientas clave para contener la agresión rusa y evitar que la tensión actual se desborde en un conflicto de mayor envergadura. El futuro de la paz en Europa depende de ello.

Fuente: El Heraldo de México