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15 de septiembre de 2025 a las 02:50
Secretos bajo el hielo de Groenlandia
El velo de hielo de Groenlandia, guardián de secretos durante décadas, ha comenzado a revelar uno de los episodios más intrigantes de la Guerra Fría. Las recientes imágenes de radar de la NASA, obtenidas mediante la tecnología de penetración de hielo del sistema UAVSAR a bordo de un avión Gulfstream III, han confirmado la presencia fantasmal de Camp Century, una base militar estadounidense construida bajo el gélido manto en 1959. Estas imágenes, que muestran estructuras lineales enterradas a unos 30 metros de profundidad, se alinean de manera asombrosa con los planos originales de la instalación, ofreciéndonos una visión sin precedentes de una reliquia histórica sepultada por el tiempo y el hielo.
Presentada al mundo como una estación de investigación científica, Camp Century ocultaba un propósito mucho más estratégico: formar parte del Proyecto Iceworm, una ambiciosa y secreta iniciativa del ejército estadounidense. El objetivo era construir una red de túneles bajo el hielo groenlandés, un laberinto congelado capaz de albergar y desplegar misiles nucleares en caso de un conflicto con la Unión Soviética. Imaginen: un complejo subterráneo de 21 túneles, sumando casi 3 kilómetros de longitud, una ciudad bajo cero donde la vida continuaba a pesar de las extremas condiciones. Dormitorios, un hospital, laboratorios, incluso una capilla, todo un microcosmos funcionando bajo la superficie helada, alimentado en sus primeros años por un reactor nuclear portátil, el PM-2A, instalado en 1960.
Sin embargo, la ambición del Proyecto Iceworm se topó con la implacable fuerza de la naturaleza. El incesante avance del hielo y las crecientes dificultades técnicas obligaron a abandonar Camp Century en 1967. La base, con todo su equipamiento y secretos, quedó sepultada bajo el glaciar, convirtiéndose en un recuerdo congelado de la paranoia y la tensión de la Guerra Fría. Documentos desclasificados revelan un detalle inquietante: no todo el material fue retirado durante la clausura. Residuos de diversa índole, junto con los restos de las galerías y estructuras metálicas, permanecen aún en el subsuelo helado, un legado silencioso de una época turbulenta.
La importancia de estas nuevas imágenes radica en que constituyen la primera confirmación visual en décadas de la existencia de Camp Century. La disposición en paralelo de los túneles y cavidades, tal como se aprecia en las imágenes de radar, coincide de manera sorprendente con los diagramas elaborados en los años 60. Esta correlación, verificada mediante la comparación con registros históricos, no deja lugar a dudas: se trata de los restos de Camp Century, un vestigio tangible de una época en la que el mundo se tambaleaba al borde del abismo nuclear. El descubrimiento plantea interrogantes fascinantes sobre el impacto ambiental a largo plazo de los materiales abandonados en el hielo, y nos recuerda la huella indeleble que la actividad humana, incluso en los lugares más remotos, deja en nuestro planeta. La historia de Camp Century, emergiendo ahora de su tumba de hielo, nos invita a reflexionar sobre las complejidades del pasado y los desafíos que enfrentamos en el presente.
Fuente: El Heraldo de México