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14 de septiembre de 2025 a las 17:45

Rivales que vencieron a Canelo

El estrepitoso silencio que se apoderó del Allegiant Stadium la noche del sábado 13 de septiembre resonó en todo el mundo. Millones de aficionados, pegados a sus pantallas, presenciaron la caída del gigante, la derrota del ídolo, el fin de una era. Saúl "Canelo" Álvarez, el coloso del boxeo mexicano, sucumbía ante la precisión y la estrategia de Terence Crawford. No fue un nocaut fulminante, sino una lenta y dolorosa disección, round tras round, que culminó en una decisión unánime que dejó un sabor amargo en la boca de la afición mexicana. El sueño de la victoria se desvanecía en el desierto de Nevada, dejando tras de sí un manto de incredulidad.

Crawford, con la frialdad de un cirujano, desmanteló la defensa del Canelo, aprovechando cada resquicio, cada mínima apertura para conectar golpes certeros y efectivos. Su velocidad y precisión se convirtieron en un tormento para el mexicano, quien a pesar de su bravura y resistencia, no pudo encontrar la fórmula para contrarrestar la ofensiva de su oponente. La noche se teñía de gloria para Crawford, quien escribía su nombre en letras doradas en la historia del boxeo, convirtiéndose en el primer tricampeón indiscutido. Una hazaña que lo catapulta al Olimpo de este deporte, consolidándolo como uno de los mejores libra por libra de la actualidad.

Para el Canelo, la derrota representa un duro golpe a su orgullo y a su legado. Un guerrero acostumbrado a la victoria, a la adulación, a la cima del mundo, se veía obligado a confrontar la amargura del fracaso. Sin embargo, en medio de la decepción, emergió la grandeza del campeón. Con la frente en alto, aceptó la derrota con profesionalismo y deportividad, reconociendo la superioridad de su rival. Sus palabras, cargadas de humildad y resiliencia, resonaron con fuerza: "Un mal resultado no define mi carrera". Una declaración que demuestra la madurez y la entereza de un hombre que ha aprendido a levantarse de las caídas.

Esta derrota se suma a las dos anteriores que han marcado la trayectoria del Canelo. La primera, aquel lejano 14 de septiembre de 2013, frente a la leyenda Floyd Mayweather Jr., una lección dolorosa que lo obligó a replantear su estrategia y a fortalecer su mentalidad. La segunda, ante Dmitry Bivol en mayo de 2022, un recordatorio de que la grandeza no es sinónimo de invencibilidad. Tres derrotas que, lejos de disminuir su figura, la humanizan, la hacen más real, más cercana a la de cualquier ser humano que lucha por sus sueños.

El futuro del Canelo es incierto, pero una cosa es segura: su espíritu de lucha, su hambre de victoria, siguen intactos. Volverá al gimnasio, analizará sus errores, se preparará con la misma dedicación y disciplina que lo han caracterizado a lo largo de su carrera. El mundo del boxeo espera con ansias su regreso, con la expectativa de presenciar el renacimiento del campeón, la reivindicación del ídolo. Porque en el boxeo, como en la vida, las derrotas no son el final, sino una oportunidad para aprender, para crecer, para volver más fuerte. El Canelo lo sabe, y está listo para demostrarlo.

Fuente: El Heraldo de México