14 de septiembre de 2025 a las 09:05
Domina tu Bienestar con Videojuegos
La innovación paraestatal no deja de sorprenderme. Apenas me estaba acostumbrando al peculiar sabor del Café Bienestar –mi esófago, por fortuna, ya se ha adaptado– y ahora nos anuncian una nueva maravilla: los Videojuegos del Bienestar. Al parecer, la Cuarta Transformación considera que los videojuegos de las grandes corporaciones extranjeras son una fuente de contaminación moral. Y, la verdad, lo entiendo. En nuestra idiosincrasia, veneramos deidades pacíficas y asexuadas como Huitzilopochtli o Tonantzin. Por ello, el gobierno ha decidido contraatacar con una propuesta propia. Imagino a la Agencia Digital de Innovación Pública, punta de lanza tecnológica de la 4T, volcando todos sus recursos en la creación de videojuegos apropiados para la juventud revolucionaria.
Me visualizo un sábado por la tarde, taza de Café Bienestar en mano, paladeando esos intensos sabores del México profundo, mientras mis papilas gustativas, finalmente acostumbradas, disfrutan de la experiencia. En la otra mano, el control de una consola –diseñada, por supuesto, por los ingenieros del nuevo México, el del pueblo empoderado–. Y en la pantalla –una Tepetitán de 55 pulgadas, soñemos en grande–, un videojuego… digamos, “La Noche Alegre III”, un dinámico juego de lucha donde un guerrero águila, armado con su hacha de obsidiana, decapita españoles y tlaxcaltecas. El juego culmina con la cabeza sangrante de Cortés sobre una piedra ceremonial.
Claro, si el objetivo es combatir la violencia, incluso la heroica lucha contra el conquistador podría considerarse inapropiada. En ese caso, podríamos optar por un clásico remasterizado. Los más jóvenes quizá no lo recuerden, pero en la prehistoria de los videojuegos, Atari tenía un juego simple: dos líneas blancas rectangulares que simulaban un partido de tenis de mesa, donde el objetivo era esperar el fallo del oponente. ¿Se imaginan una versión actualizada con jugadores de pelota prehispánica golpeando la bola con la cadera? O, mejor aún, una especie de SimCity, llamémosle “Gran Tenochtitlán”, donde ayudamos a Clara Brugada a construir vivienda popular.
Y no olvidemos a los más pequeños. Para optimizar recursos, podríamos reciclar aquella magnífica campaña publicitaria del sexenio pasado contra la comida chatarra, con aquellas botargas que decían –cito de memoria–: “Caminaba Elotín rumbo a la escuela cuando en la esquina apareció el malvado Golosino. ¡Toma!, le dijo el profesor Huauzontle. ¡No te metas con mi amiguito, producto de la industria trasnacional!”. Sería una joya. Imaginen la ingeniosa pluma de El Fisgón combinada con el talento artístico de Rape.
Por supuesto, siempre existe la opción del outsourcing. Podríamos encargar el proyecto a algún amigo de los Bodoques, expertos conocedores de la cultura japonesa. O, incluso, al ejército.
Las posibilidades son infinitas. Lo que es seguro es que los Videojuegos del Bienestar prometen ser una experiencia tan singular y memorable como el Café Bienestar, aunque esperemos que con menos efectos secundarios para el sistema digestivo. Solo el tiempo dirá si esta nueva iniciativa logra conquistar el corazón de la juventud mexicana o se convierte en otro capítulo curioso en la historia de la innovación paraestatal. Mientras tanto, seguiremos disfrutando del espectáculo, taza de Café Bienestar en mano, esperando ansiosos el lanzamiento de "La Noche Alegre III" o, quizás, "Gran Tenochtitlán". ¿Quién sabe? Quizás hasta descubramos un nuevo talento para el desarrollo de videojuegos entre las filas del ejército.
Fuente: El Heraldo de México