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14 de septiembre de 2025 a las 09:20

Deja de temer al Quitavisas

La apacible calma que por seis años envolvió a ciertos sectores políticos mexicanos, autoproclamados dueños de una verdad absoluta y críticos acérrimos de Estados Unidos, se ha visto resquebrajada. Su discurso, antes estridente y sin consecuencias, ahora se modula con cautela, casi en un susurro. El regreso de Donald Trump a la presidencia, y en particular, el nombramiento de Christopher Landau como subsecretario de Estado, ha generado un cambio radical en el panorama. Landau, conocedor de la política mexicana tras su paso como embajador, se ha convertido en la figura que materializa sus temores. Apodado “El Quitavisas”, su sola presencia ha bastado para que las diatribas antiamericanas se tornen en medidas palabras.

El caso de Salvador Ramírez, ex vocero de la bancada de Morena, ilustra la nueva realidad. Sus declaraciones justificando el asesinato del activista estadounidense Charlie Kirk tuvieron una rápida y contundente respuesta. Landau, a través de redes sociales, emitió su ya conocida señal de advertencia. La reacción de Ramírez fue inmediata y desesperada: un video público, al borde del llanto, en el que se deslindaba de sus propias palabras y de cualquier afiliación política, culminando con su renuncia. Un eco del caso de Melissa Cornejo, quien en junio pasado apoyó públicamente las protestas contra el ICE en Estados Unidos. La respuesta de Landau fue fulminante, revelando que Cornejo ni siquiera poseía una visa válida para ser cancelada. La ironía no pasó desapercibida.

Figuras como Paco Ignacio Taibo II, director del Fondo de Cultura Económica, quien en marzo de 2025 se refería a Trump como "un salvaje, reaccionario, facsistoide", o el senador Gerardo Fernández Noroña, que acusaba al presidente estadounidense de hipocresía desde la comodidad de un vuelo en primera clase, ahora guardan un silencio estratégico. El contraste entre su retórica incendiaria del pasado y su actual discreción es palpable. El temor a perder su acceso al “american way of life”, que tanto critican, ha impuesto una inesperada prudencia.

Mientras tanto, la figura de Charlie Kirk, el activista asesinado, se agiganta. Su trágica muerte, lejos de silenciarlo, ha amplificado su mensaje y fortalecido su causa, contrarrestando la ideología “woke” que tanto combatió. Su legado se expande, paradójicamente, gracias a aquellos que celebraban su desaparición.

En otro orden de ideas, la tragedia de Alicia Matías Teodoro nos recuerda el costo humano de las decisiones políticas. Esta abuela, convertida en heroína al proteger a su nieta del fuego provocado por la volcadura de una pipa, pagó el precio más alto. Su acto de amor incondicional contrasta con la ausencia de guarderías, cerradas por la administración de López Obrador bajo argumentos de corrupción nunca probados. La historia de Alicia es un doloroso recordatorio de las consecuencias de la demagogia y la ineficiencia. Una vida sacrificada por la falta de oportunidades y la precariedad en la que viven muchos mexicanos.

Fuente: El Heraldo de México