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14 de septiembre de 2025 a las 22:55

Cocodrilo de apoyo emocional: ¿exceso o necesidad?

La historia de Wesley Silva y su caimán de apoyo emocional, Jinseioshi, ha desatado un debate en West Brownsville, Pensilvania, sobre los límites de la compañía animal y las políticas de acceso a establecimientos comerciales. Silva, un hombre de 60 años, ha frecuentado la misma tienda de autoservicio durante tres años y medio, acompañado de Jinseioshi, un reptil de 1.5 metros y 14 kilos de peso que, según Silva, le proporciona un invaluable soporte emocional. Hasta ahora, la presencia de Jinseioshi en el supermercado, usualmente dentro del carrito de compras, había generado más curiosidad y admiración que rechazo. "Normalmente la reacción es: '¡Qué bien!' o '¡Qué bien que tengas un caimán de mascota!'" afirma Silva.

Sin embargo, la tranquilidad de estas visitas rutinarias se vio interrumpida por la queja de una clienta anónima, quien manifestó su incomodidad al ver al caimán, ataviado con un arnés, dentro del carrito. "Miré y vi a un caimán disfrazado, de pie allí, con la boca asomando por el carrito. No lo podía creer", declaró la mujer al medio local WPXI. Este incidente ha forzado a la tienda a tomar una decisión, prohibiendo la entrada de Jinseioshi a sus instalaciones en el futuro.

La tienda se encuentra en una posición delicada, buscando equilibrar la necesidad de un ambiente seguro y confortable para todos sus clientes con el derecho de Silva a la compañía de su animal de apoyo emocional. Un portavoz de la tienda, en declaraciones a People, afirmó: “Valoramos profundamente el vínculo que las personas comparten con sus animales, incluidos aquellos con escamas y cola. Nos brindan consuelo, alegría y compañía de muchas maneras, y los amamos a todos”. Sin embargo, la política de la empresa, alineada con la Ley de Estadounidenses con Discapacidades (ADA), restringe el acceso a animales de servicio reconocidos oficialmente. Jinseioshi, al ser un caimán, no cumple con esta clasificación.

Este caso pone de manifiesto la complejidad de la interacción entre las necesidades individuales y las normas sociales. Silva, quien además de Jinseioshi tiene otro caimán, serpientes e incluso un dragón de Komodo, defiende su derecho a la compañía de sus animales, argumentando una conexión espiritual con ellos: "En la Biblia, Dios habla de que tenemos dominio sobre los animales, y desarrollé una afinidad por los reptiles. Los encuentro muy relajantes”. La situación plantea interrogantes sobre cómo definir y regular la presencia de animales de apoyo emocional, especialmente aquellos que no son perros o gatos, en espacios públicos. ¿Debe priorizarse la comodidad de la mayoría sobre las necesidades individuales? ¿Cómo se puede garantizar la seguridad de todos en un entorno donde coexisten personas con diferentes niveles de confort con los animales?

El caso de Silva y Jinseioshi no es un incidente aislado, sino un reflejo de una sociedad en constante evolución, donde la relación entre humanos y animales se redefine continuamente. El debate sobre los derechos de los animales, la definición de "animal de apoyo emocional" y las políticas de acceso a espacios públicos seguirá generando controversia en los años venideros. ¿Será necesario adaptar la legislación actual para incluir una mayor diversidad de especies como animales de apoyo emocional? ¿O se mantendrá la línea actual, priorizando la seguridad y comodidad de la mayoría? El tiempo y la evolución social nos darán la respuesta.

Fuente: El Heraldo de México