13 de septiembre de 2025 a las 06:20
Lilia Carrillo: Poesía visual en Bellas Artes
El regreso triunfal de Lilia Carrillo a Bellas Artes, tras cinco décadas de ausencia, no es solo una exposición, es un acto de justicia poética. "Lilia Carrillo. Todo es sugerente" no se limita a reivindicar su lugar dentro de la abstracción lírica mexicana, sino que desentierra la polifacética riqueza de una artista que se negó a ser encasillada. La muestra, un ambicioso proyecto curado por Daniel Garza Usabiaga, actual director del museo, nos invita a redescubrir a Carrillo más allá de las etiquetas.
Imaginen: ilustraciones, diseños escénicos, textiles, collages… Un universo creativo que desborda los lienzos y se expande en un diálogo constante entre disciplinas. No se trata de una simple retrospectiva cronológica, sino de una inmersión profunda en el alma de una artista que, a pesar de su corta vida, dejó una huella indeleble en el arte mexicano.
Su formación en La Esmeralda y su posterior viaje a París, donde absorbió las vanguardias europeas como una esponja, sentaron las bases de un lenguaje único. A su regreso a México, Carrillo forjó una abstracción lírica y gestual, con destellos expresionistas, que la distinguiría en la escena artística de los sesenta. Obras como "Verano transparente", "Niño en rosa" o "Elixir para una frustración de amor" son ventanas a un mundo interior cargado de simbolismo, donde figuras arquetípicas y cuerpos velados emergen con una fuerza emotiva conmovedora.
La colaboración de Carrillo con el mundo teatral añade otra capa fascinante a su historia. Imaginen sus diseños para las puestas en escena de Alejandro Jodorowsky y Yolanda Duché, la vitalidad de sus trazos en las ilustraciones para Elena Garro y Rita Murúa. En cada una de estas incursiones, Carrillo demostró una sensibilidad excepcional hacia lo político y lo íntimo, una capacidad de traducir las complejidades humanas en imágenes poderosas.
Y luego está "La ciudad desbordada, contaminación del aire", el monumental mural creado para la Expo Osaka 70. Una obra premonitoria que denuncia el deterioro ambiental y el caos urbano con una densidad plástica sobrecogedora. La caída de Carrillo desde el andamio durante su realización, y la posterior costura visible en el lienzo, se convierten en una metáfora desgarradora de una trayectoria truncada, de una vida marcada por la fragilidad.
A pesar de la enfermedad que la inmovilizó en sus últimos años, Carrillo se aferró a la creación con una fuerza admirable. Sus nueve obras finales, cargadas de un lirismo conmovedor, son un testimonio de resistencia y belleza. "Sin nubes y sin estrellas" parece presagiar el final, mientras que "Inconcluso", la última obra bautizada así por su pareja Manuel Felguérez, se convierte en un epitafio conmovedor.
La exposición en Bellas Artes, que reúne cerca de 120 obras de las 200 registradas, se complementa con la próxima publicación de un catálogo monográfico, con el apoyo de la Fundación Mary Street Jenkins. Y la historia no termina aquí: parte de la muestra viajará a The Americas Society en Nueva York y al Museo de Bellas Artes de Houston, consolidando el reconocimiento internacional de una artista que estuvo injustamente olvidada durante demasiado tiempo.
Lilia Carrillo, una artista adelantada a su tiempo, que desafió las convenciones y se sobrepuso a la adversidad, finalmente recibe el homenaje que merece. Su obra, vigente y necesaria, nos interpela desde el pasado y nos invita a reflexionar sobre la fragilidad de la vida y la persistencia del arte. No se pierdan esta oportunidad única de conectar con el universo creativo de una artista excepcional.
Fuente: El Heraldo de México