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13 de septiembre de 2025 a las 09:10
Elimina la raíz del problema
La muerte del ahuehuete en la glorieta de Reforma, ese espacio que una vez albergó la icónica palma, se convierte en una metáfora punzante de la realidad mexicana en "Raíz que no desaparece". Alma Delia Murillo nos sumerge en un viaje desgarrador a través de la pérdida, la búsqueda y la desesperación que envuelve a las familias de los desaparecidos. La autora no se limita a narrar la crónica de la glorieta, sino que la transforma en un símbolo de la lucha contra la indolencia y el olvido. El hongo que atacó la palma original, el ahuehuete que no logró arraigar, se convierten en ecos de la violencia que corroe el país, una violencia que se manifiesta no solo en la desaparición de personas, sino también en la negligencia y la falta de respuestas por parte de las autoridades.
La glorieta, rebautizada por la gente como "la glorieta de los desaparecidos", se erige como un espacio de resistencia, un grito silencioso en medio del bullicio de la ciudad. Los carteles con los rostros de los ausentes, desgastados por la lluvia y el sol, persisten como un recordatorio constante de la tragedia que azota a miles de familias. Murillo nos lleva de la mano por este paisaje urbano transformado en memorial, donde la esperanza se aferra a los márgenes, a los susurros de los sueños y a las señales que, inexplicablemente, parecen emanar de la tierra misma.
La autora explora la fascinante y desgarradora conexión entre las madres buscadoras y el mundo onírico. Los sueños, cargados de simbolismos y pistas enigmáticas, se convierten en una forma de comunicación con los ausentes, una vía desesperada para encontrar respuestas donde la realidad solo ofrece silencio. Murillo no juzga, no descarta. Se acerca con respeto y empatía a estas mujeres que se aferran a cualquier indicio, por improbable que parezca, para encontrar a sus hijos. La precisión de algunos hallazgos, guiados por las visiones oníricas, desafía la lógica y nos obliga a cuestionar los límites de nuestra comprensión.
Pero no solo los sueños hablan. La tierra misma guarda memoria. Murillo nos introduce en el universo de la inteligencia botánica, donde los árboles se convierten en testigos silenciosos de la violencia. Las raíces, que se hunden en un subsuelo cargado de secretos, reaccionan a la presencia de los cuerpos ocultos, emitiendo señales que podrían ser la clave para desenterrar la verdad. La autora entrelaza la ciencia forense, la intuición de las madres y la sabiduría de la naturaleza en una búsqueda desesperada por encontrar no solo a los desaparecidos, sino también un atisbo de cordura en medio del delirio.
"Raíz que no desaparece" no es solo un libro sobre la desaparición forzada, es una reflexión profunda sobre la pérdida, la memoria y la resistencia. Es un testimonio de la lucha incansable de las familias que se niegan a olvidar, que se aferran a la esperanza incluso en la oscuridad más profunda. Es una invitación a mirar más allá de la superficie, a escuchar las voces silenciosas que claman justicia desde la tierra, desde los sueños, desde el corazón mismo de un país herido. Un libro que nos conmueve, nos inquieta y nos recuerda que, a pesar del dolor y la desesperanza, la búsqueda de la verdad nunca debe cesar. La raíz de la memoria, como la de los árboles, se aferra a la vida, se resiste a desaparecer.
Fuente: El Heraldo de México