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13 de septiembre de 2025 a las 09:50
El escándalo revelado
La magnitud del escándalo del huachicol fiscal nos obliga a ir más allá de la asombrosa cifra de 550 empresas involucradas. Imaginemos la compleja red que se tejió durante años: desde los buques cargados con millones de litros de gasolina hasta las gasolineras que, quizá sin saberlo, distribuían este combustible robado al patrimonio nacional. Este no es un simple caso de contrabando, es un saqueo sistemático que ha drenado las arcas públicas, debilitando nuestra capacidad de inversión en salud, educación e infraestructura.
La valentía de la Presidenta Sheinbaum al destapar esta cloaca de corrupción es encomiable. Enfrentar a una red criminal de esta magnitud, con tentáculos que alcanzan a empresarios, políticos, e incluso, lamentablemente, a miembros de nuestras Fuerzas Armadas, requiere una determinación inquebrantable. La reputación de la Secretaría de Marina, históricamente un baluarte de honestidad y eficiencia, se ha visto manchada por este escándalo. Es imperativo que la limpia interna sea profunda y exhaustiva, para que la institución recupere la confianza plena de la ciudadanía.
Más allá de las acciones penales, cruciales para llevar a los responsables ante la justicia, se necesita una cirugía mayor en el sistema. La revisión de la política aduanera es urgente. ¿Cómo es posible que cantidades tan ingentes de combustible ilegal hayan entrado al país sin ser detectadas? Debemos fortalecer los controles, modernizar los procesos y, sobre todo, erradicar la corrupción que facilita estas operaciones.
La cancelación de concesiones a gasolineras y el retiro de patentes a agencias aduanales involucradas son medidas necesarias, pero no suficientes. Es fundamental seguir el rastro del dinero. El SAT debe intensificar sus investigaciones para identificar las operaciones financieras vinculadas a este tráfico ilícito, que podría estar conectado con otras actividades criminales, como el tráfico de drogas y armas. La posibilidad de que funcionarios del gobierno anterior estén implicados, incluyendo al ex Secretario de Marina, abre una línea de investigación que debe ser explorada a fondo, sin importar las presiones que puedan surgir.
La pregunta clave es: ¿quién compró este huachicol? Si bien algunos compradores pudieron haber actuado de buena fe, la diferencia de precios en el mercado sugiere la complicidad de muchos. Es necesario investigar a todas las gasolineras del país, así como a las empresas que adquieren grandes cantidades de combustible. Las sanciones, tanto penales como administrativas, deben ser ejemplares, incluyendo expropiaciones y decomisos. No se trata solo de castigar a los hermanos Farias Laguna, sino de desmantelar toda la red, desde los peces gordos hasta los pequeños distribuidores.
La opinión pública juega un papel crucial en este proceso. Debemos mantenernos vigilantes, exigir transparencia y apoyar a las autoridades en su lucha contra la corrupción. La esperanza de un México más justo y próspero se cimienta en la capacidad de erradicar estos males que nos aquejan. La gran cloaca se ha abierto, y ahora nos toca a todos asegurarnos de que se limpie a fondo.
Fuente: El Heraldo de México