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13 de septiembre de 2025 a las 07:00
Chespirito ¡Sigue vivo! Dice Florinda.
El amor, ese sentimiento tan poderoso que nos une y nos transforma, ¿puede acaso trascender las barreras de la muerte? Esa es la pregunta que resuena en el corazón de Florinda Meza, quien, una década después de la partida de su amado Roberto Gómez Bolaños "Chespirito", se aferra a la esperanza de un reencuentro, no en este plano terrenal, sino en las infinitas posibilidades que ofrece el universo. La actriz, en una reciente entrevista, ha conmovido al público con su profunda convicción de que el amor que compartió con el genio de la comedia sigue vivo, vibrante, en una dimensión alternativa.
Su testimonio, cargado de emotividad y nostalgia, nos invita a reflexionar sobre la naturaleza del tiempo y la posibilidad de realidades paralelas. Meza relata un episodio cotidiano, un lapsus al mencionar su edad, que interpretó como una señal, un guiño cósmico de su difunto esposo. "Estoy a punto de cumplir 96 años", pronunció, despertando la jocosa reacción de su sobrino: "Ay, Roberto". Para Florinda, esta coincidencia numérica no fue casualidad, sino un eco de una promesa, una conversación del pasado en la que Chespirito le aseguraba que llegarían juntos a la vejez. "Tú y yo vamos a llegar a viejos, voy a morir antes que tú, pero voy a ser un viejito de 96 años y tú una viejita flaca, elegante, agilita", recordó la actriz con una mezcla de tristeza y esperanza.
En su búsqueda de respuestas, Meza se adentra en el fascinante mundo de la física cuántica, mencionando nombres como Heisenberg y Schrödinger, gigantes de la ciencia cuyas teorías desafían nuestra comprensión del universo. La actriz interpreta estos conceptos como una validación de su creencia en la coexistencia de múltiples dimensiones, donde el tiempo no es lineal, sino un complejo entramado de posibilidades. "Puede haber varias dimensiones en este mismo momento", afirma, sugiriendo que en alguna de ellas, en alguna línea temporal alternativa, Chespirito sigue vivo, cumpliendo la promesa de envejecer junto a ella.
Si bien es cierto que la interpretación de Meza sobre las teorías cuánticas no se ajusta a la ortodoxia científica, su testimonio nos conmueve por la fuerza de su amor y la esperanza que la impulsa. Más allá de la rigurosidad académica, sus palabras nos invitan a explorar los misterios del universo y a considerar que, quizás, el amor, como la energía, no se destruye, solo se transforma, manifestándose en formas que escapan a nuestra comprensión. ¿Podría ser que, en algún rincón del cosmos, en una realidad paralela, Florinda y Roberto sigan juntos, riéndose a carcajadas, como en los viejos tiempos? La ciencia quizás no tenga la respuesta, pero el amor, ese sentimiento indomable, nos permite soñar con infinitas posibilidades. La historia de Florinda y Roberto, más allá de la anécdota, se convierte en un símbolo de la perdurabilidad del amor, un amor que desafía al tiempo y al espacio, un amor que, quizás, encuentra su eco en las misteriosas dimensiones del universo.
Fuente: El Heraldo de México