El trágico eco de la explosión en Iztapalapa aún resuena en los corazones de quienes presenciaron el horror y, sobre todo, en la familia de las víctimas. La despedida de Alicia Matías Teodoro, cariñosamente recordada como "La Abuelita Heroína", ha estado marcada por la intimidad y el respeto a su última voluntad. Su hermana, Sandra Barajas Matías, compartió con El Heraldo de México el profundo deseo de Alicia: ser cremada en una ceremonia privada, rodeada únicamente de sus hijas, yernos y pareja. Un acto de recogimiento familiar, un espacio sagrado para procesar el duelo en la ausencia de miradas externas. Sandra, con la voz quebrada por la emoción, pidió comprensión y respeto a los medios y a la sociedad en general, recalcando la importancia de permitir a la familia vivir este momento tan personal con la privacidad que merecen. "Es algo que ellos tienen que vivir, como parte de su duelo", expresó con profunda tristeza.

Más allá del dolor inmediato, la sombra de la incertidumbre se cierne sobre el futuro. Si bien la familia se ha centrado en el cuidado de la pequeña Azulet y en sobrellevar la pérdida de Alicia, la búsqueda de justicia es una necesidad imperante. Sandra Barajas Matías exige a las autoridades que se asegure la responsabilidad de la empresa propietaria de la pipa y que se indemnice a todas las víctimas sin excepción. Sin embargo, con una sinceridad desgarradora, reconoce que ninguna compensación económica podrá llenar el vacío dejado por su hermana. "No hay reparación en este caso", afirma con contundencia, "¿Cómo se puede reparar la pérdida de una madre, una hija, una hermana? El dolor no tiene precio". Sus palabras reflejan la impotencia ante una tragedia que ha marcado para siempre a su familia y a toda una comunidad.

El acto heroico de Alicia, protegiendo a su nieta de las llamas, la ha convertido en un símbolo de amor incondicional y valentía. La pequeña Azulet, afortunadamente, se encuentra estable, un rayo de esperanza en medio de la oscuridad. Sin embargo, su tía ha optado por la discreción, respetando el derecho de Azulet a decidir cuándo y cómo compartir su experiencia. El futuro de la pequeña, marcada por la tragedia pero también por el amor infinito de su abuela, será un camino que deberá recorrer con el apoyo de su familia y la solidaridad de una sociedad conmovida por su historia. El legado de Alicia, "La Abuelita Heroína", permanecerá vivo en el recuerdo de quienes la conocieron y en la inspiración que su sacrificio representa para todos. La búsqueda de justicia, la sanación de las heridas y el cuidado de Azulet son los desafíos que quedan por delante, un camino largo y doloroso, pero también un testimonio de la fuerza del espíritu humano ante la adversidad.