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12 de septiembre de 2025 a las 04:25

Tragedia pirotécnica: 23 heridos en Venezuela

La tranquilidad de la tarde del jueves 11 de septiembre se vio abruptamente interrumpida en el municipio San Francisco del estado Zulia. Un ensordecedor rugido, seguido de una serie de explosiones, sacudió los cimientos de la barriada Lucha, Batalla y Victoria y sus alrededores. El origen del caos: la fábrica de fuegos artificiales Gallo Verde, convertida en un infierno de llamas y escombros en cuestión de segundos.

La escena dantesca que se desarrolló a continuación fue presenciada por decenas de vecinos aterrados. Una densa columna de humo blanco, que rápidamente se tiñó de gris y negro, se elevó hacia el cielo, visible a kilómetros de distancia. El aire, impregnado del olor acre de la pólvora quemada, se volvió irrespirable. El pánico se apoderó de la población, que corría en busca de refugio, mientras los escombros, proyectados con violencia por las explosiones, llovían sobre casas y vehículos.

El sonido de las sirenas de ambulancias y camiones de bomberos rompió el silencio que siguió a la primera detonación. Los equipos de rescate, llegados de diferentes puntos del estado, se encontraron con un panorama desolador. Las instalaciones de la fábrica, reducidas a cenizas y escombros, eran un testimonio mudo de la magnitud de la tragedia. La prioridad inmediata: atender a los heridos y controlar el incendio, que amenazaba con extenderse a las viviendas aledañas.

Las autoridades locales, en colaboración con Protección Civil y organismos de socorro, activaron de inmediato un plan de contingencia. Se habilitaron albergues temporales para las familias que perdieron sus hogares y se inició la evaluación de los daños. La cifra, aún preliminar, es escalofriante: al menos 23 personas heridas, algunas de gravedad, y 482 viviendas afectadas, entre destruidas y con daños considerables.

Las historias de los vecinos afectados son desgarradoras. Relatan cómo la onda expansiva de las explosiones destrozó ventanas, puertas y techos, convirtiendo sus hogares en ruinas inhabitables. Muchos perdieron todas sus pertenencias, sus recuerdos, el fruto de años de trabajo y sacrificio. La incertidumbre y la angustia se dibujan en sus rostros, mientras se preguntan cómo reconstruirán sus vidas.

Las investigaciones para determinar las causas del siniestro ya están en marcha. Se barajan diferentes hipótesis, desde un fallo en los sistemas de seguridad de la planta hasta un posible error humano. Las autoridades han asegurado que se llegará hasta el fondo del asunto y se depurarán responsabilidades.

Mientras tanto, la solidaridad de los zulianos se ha hecho presente. Donaciones de alimentos, ropa, medicinas y artículos de primera necesidad llegan desde diferentes puntos del estado para ayudar a las familias damnificadas. Una cadena humana de apoyo y esperanza se ha tejido en medio del dolor y la destrucción, demostrando una vez más la fortaleza y la resiliencia del pueblo venezolano.

La tragedia de la fábrica Gallo Verde es un recordatorio de la importancia de la prevención y del estricto cumplimiento de las normas de seguridad en el manejo de materiales explosivos. Es una lección dolorosa que no debemos olvidar, para que hechos como este no se repitan en el futuro. El camino hacia la recuperación será largo y arduo, pero con la unión y la solidaridad de todos, los afectados podrán reconstruir sus vidas y superar esta difícil prueba.

Fuente: El Heraldo de México