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12 de septiembre de 2025 a las 09:30

Sheinbaum: ¿Limpieza profunda en CDMX?

La reciente detención del Vicealmirante Manuel Roberto Farías Laguna, acusado de participar en una red de huachicol fiscal, ha sacudido los cimientos del poder en México. No se trata de una simple captura, sino de un acto cargado de simbolismo y que abre la puerta a un sinnúmero de interrogantes sobre el verdadero alcance de la corrupción en el país y la voluntad del actual gobierno para combatirla. ¿Es un caso aislado o la punta del iceberg? ¿Responde a presiones internacionales o a una genuina intención de limpiar la casa?

La magnitud del robo de combustibles a Pemex es alarmante. Aunque las cifras exactas son difíciles de determinar, algunos cálculos apuntan a que representan un porcentaje considerable del consumo nacional. Durante meses, hemos presenciado un desfile de decomisos: buques, camiones cisterna, millones de litros de combustible… Sin embargo, hasta ahora, las capturas se limitaban a los operadores, los peones de un juego mucho más grande. La ausencia de peces gordos en la redada generaba sospechas. ¿Por qué la justicia parecía detenerse ante los verdaderos autores intelectuales, los empresarios y funcionarios que orquestaban el saqueo?

La detención de Farías Laguna rompe con este patrón. Se trata de un militar de alto rango, con acceso al círculo de poder y, para mayor impacto, sobrino político del ex titular de la Secretaría de Marina, José Rafael Ojeda Durán. Llevar a cabo una acción penal contra un oficial de este nivel no es tarea fácil. Las fuerzas armadas son celosas de su autonomía y cualquier movimiento en su contra puede generar tensiones políticas. Sin embargo, la presidenta Claudia Sheinbaum parece decidida a enviar un mensaje contundente: la ley está por encima de cualquier jerarquía, de cualquier apellido.

Este acto, sin duda, marca un precedente. Demuestra que el gobierno está dispuesto a llegar "hasta donde tope", sin importar las conexiones o influencias de los implicados. Es una señal de que la impunidad podría estar llegando a su fin. Sin embargo, aún queda mucho por hacer. La desarticulación de esta red de corrupción apenas comienza. Es necesario seguir la pista del dinero, identificar a los empresarios y banqueros que se beneficiaron del huachicol fiscal, y llevarlos ante la justicia.

La lucha contra la corrupción es una batalla larga y compleja. La detención de Farías Laguna es un paso importante, pero no la victoria definitiva. La verdadera prueba será la consistencia con la que el gobierno aplique la ley, si se mantendrá firme en su propósito o si se limitará a acciones aisladas para apaciguar la presión pública. El tiempo lo dirá. Mientras tanto, la sociedad mexicana observa con atención, esperando que esta vez, la justicia no se quede a medias. Que no se trate de un simple espectáculo mediático, sino del inicio de una verdadera transformación. Que este caso sirva para desmantelar por completo las redes de corrupción que han saqueado al país durante décadas y que se establezcan mecanismos de control y transparencia para evitar que se repitan en el futuro. El futuro de México depende de ello.

Fuente: El Heraldo de México