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12 de septiembre de 2025 a las 22:45

Rarámuri: Orgullo en el Maratón CDMX 2025

La Ciudad de México vibró el 31 de agosto, no solo por el rugir de los motores, sino por el latir de más de 30,000 corazones al unísono. El Maratón Internacional de la CDMX, en su 42ª edición, transformó las calles en un río humano que fluía a través de los lugares más emblemáticos de la capital. Desde el majestuoso Paseo de la Reforma hasta el corazón histórico del Centro, la ciudad se vistió de fiesta, contagiada por la energía desbordante de los corredores.

Este año, la competencia contó con una presencia internacional notable, con atletas de élite provenientes de Etiopía, Kenia, Perú, Bahréin, Japón y Estados Unidos, demostrando una vez más la proyección global de este evento. Sin embargo, entre la multitud de corredores, un grupo en particular capturó la atención y el corazón de los espectadores: los Rarámuris, llegados desde las recónditas profundidades de la Sierra Tarahumara en Chihuahua.

"Los de los pies ligeros", como se les conoce, no solo corrieron los 42.195 kilómetros, sino que recorrieron un puente entre dos mundos, entre la modernidad de la ciudad y la ancestral sabiduría de sus tradiciones. Para los Rarámuris, correr no es un deporte, es una filosofía de vida, una forma de conectarse con la tierra, con sus ancestros y con su propia esencia. Su participación trascendió lo meramente deportivo, convirtiéndose en un símbolo de resistencia, de perseverancia y de la riqueza cultural de México.

La historia de Candelaria Rivas, una de las tres representantes Rarámuris, resonó con especial fuerza. Su viaje a la Ciudad de México fue una odisea en sí misma: 14 horas de caminata desde su comunidad para llegar al transporte que la llevaría a la capital. Sin patrocinadores, sin equipo sofisticado, solo con sus huaraches y una determinación inquebrantable, Candelaria encarnó la esencia misma del espíritu deportivo. Su historia es un testimonio de la fuerza de voluntad y la pasión por alcanzar los sueños, un ejemplo inspirador para todos.

Junto a Candelaria, Onorio Tomás y Silverio Ramírez completaron el trio de corredores Rarámuris, llevando consigo el peso de la historia y la esperanza de su comunidad. Su presencia en el maratón no solo visibilizó la riqueza cultural de la Sierra Tarahumara, sino que también nos recordó la importancia de valorar y preservar las tradiciones ancestrales. En cada zancada, llevaron consigo el eco de sus antepasados, un legado que trasciende las fronteras del tiempo y el espacio.

El Maratón de la CDMX 2025 fue mucho más que una competencia atlética. Fue una celebración de la diversidad, un encuentro de culturas y un homenaje a la resiliencia del espíritu humano. Los pasos de los Rarámuris resonaron con fuerza en el asfalto, dejando una huella imborrable en la memoria de la ciudad. Su participación nos recordó que correr puede ser un acto de resistencia, una forma de preservar la identidad y un poderoso símbolo de conexión con nuestras raíces. Más allá de la línea de meta, su historia continúa, inspirándonos a seguir corriendo, a perseguir nuestros sueños y a honrar nuestras tradiciones.

Fuente: El Heraldo de México