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12 de septiembre de 2025 a las 09:25
Europa se blinda: ¿adiós a la vigilancia pasiva?
Europa se encuentra en un punto de inflexión. La imagen de la seguridad continental, antes definida por la solidez de los tanques y la complejidad de los tratados, se ha transformado radicalmente. Ahora, la verdadera medida de nuestra protección reside en la velocidad, en la capacidad de reaccionar en segundos ante la amenaza silenciosa pero letal de un enjambre de drones. El incidente del 10 de septiembre, con la incursión de drones rusos en territorio polaco, no es un hecho aislado, sino un siniestro presagio de lo que está por venir. Moscú no busca victorias en el campo de batalla tradicional; su objetivo es mucho más insidioso: poner a prueba la unidad de la OTAN, desgastar la cohesión europea y normalizar la inestabilidad en nuestras fronteras.
La respuesta de Polonia, contundente y decidida, marca un hito en la historia reciente. Es la primera vez, desde el inicio de la guerra en Ucrania, que un miembro de la Alianza Atlántica dispara contra objetivos rusos. La invocación del artículo 4 de la OTAN, mecanismo de consulta ante amenazas a la seguridad, subraya la gravedad de la situación y la comprensión de que este conflicto trasciende las fronteras ucranianas. Nos encontramos ante una nueva realidad geopolítica donde la seguridad de un país es inextricablemente ligada a la seguridad de todos.
La respuesta de la OTAN, con el despliegue de apoyo a Polonia, no se limita a una simple demostración de fuerza militar. El verdadero significado reside en el mensaje político: un ataque a Polonia es un ataque a la OTAN, una redefinición de la frontera occidental y una amenaza directa a la seguridad colectiva.
En este contexto, las palabras de Ursula von der Leyen durante su discurso sobre el Estado de la Unión adquieren una nueva dimensión. El anuncio de cambios en las normativas comunitarias sobre movilidad militar y digital, junto con la creación de una "alianza de drones" con Ucrania, respaldada por una inversión de 6.000 millones de euros, demuestra la voluntad de Europa de adaptarse a esta nueva era de guerra tecnológica. La propuesta de financiar esta iniciativa con los activos rusos congelados, a través del mecanismo "Préstamos de Aceleración Extraordinaria de Ingresos" (ERA), añade un componente de justicia poética a la ecuación.
Sin embargo, la paradoja persiste. A pesar del aumento sin precedentes del gasto militar en la Unión Europea, que alcanzará la cifra récord de 381.000 millones de euros en 2025, la vulnerabilidad sigue latente. La disparidad en la inversión en defensa entre los países miembros, como el 4% del PIB destinado por Polonia frente al 2% de Alemania, crea una asimetría que erosiona la credibilidad europea y perpetúa la dependencia de Estados Unidos. Moscú es consciente de esta debilidad y la explota estratégicamente, sembrando la discordia y alimentando la incertidumbre.
El incidente en Polonia no fue un accidente. Fue una calculada demostración de que la seguridad en Europa ya no se mide en cifras presupuestarias, sino en la capacidad de anticipación y respuesta. La disuasión ha dejado de ser un concepto abstracto plasmado en documentos; ahora se define por la rapidez tecnológica y la agilidad política. Si Europa no logra transformar su solidaridad en una estructura sólida y su reacción en una estrategia coherente, serán los drones de Moscú los que dicten el ritmo de nuestro futuro. El tiempo apremia, y la necesidad de una Europa unida y proactiva nunca ha sido tan evidente. Debemos actuar con decisión y visión para proteger nuestro presente y asegurar nuestro futuro.
Fuente: El Heraldo de México