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12 de septiembre de 2025 a las 09:15

El bueno, el malo y... ¿tú?

La tragedia en el Puente de La Concordia nos ha dejado imágenes imborrables, historias que nos conmueven hasta la médula y, sobre todo, la certeza de que el amor de una abuela no conoce límites. Doña Alicia, con el 98% de su cuerpo cubierto por quemaduras, se debate entre la vida y la muerte en terapia intensiva. Su acto heroico, al proteger con su propio cuerpo a su nieta de dos años de la furia desatada por la explosión, nos recuerda la fuerza inconmensurable del amor familiar. Imaginen la escena: el caos, el fuego, el estruendo… y en medio de todo, una abuela que no duda ni un instante en sacrificarlo todo por la vida de su pequeña. Una historia desgarradora que nos invita a reflexionar sobre la importancia de los lazos familiares y la capacidad del ser humano para amar incluso en las circunstancias más adversas. ¿Qué futuro le espera a la pequeña, marcada por esta tragedia, pero salvada por el amor incondicional de su abuela? Mientras Doña Alicia lucha por su vida, una red de solidaridad se teje a su alrededor, con oraciones y esperanzas de que se produzca un milagro.

A miles de kilómetros de distancia, en el escenario político internacional, la figura de Peter Mandelson, ex embajador británico en Estados Unidos, se ve empañada por la sombra de Jeffrey Epstein. La destitución ordenada por el primer ministro Keir Starmer, debido a los vínculos del diplomático con el fallecido magnate y delincuente sexual, genera un terremoto político. ¿Qué tan profundas eran esas relaciones? ¿Existían intereses ocultos que comprometían la integridad del embajador? Las interrogantes se multiplican y la presión mediática se intensifica, exigiendo respuestas claras y contundentes. Este caso pone de manifiesto, una vez más, la fragilidad del poder y cómo las conexiones con figuras controvertidas pueden derrumbar carreras brillantes. Se abre ahora un nuevo capítulo en la investigación, que promete revelar detalles escabrosos y sacudir los cimientos del establishment político.

Mientras tanto, en México, la indignación crece ante la ausencia y el silencio de Tomás Zaragoza, cabeza de las empresas Silza y Tomza, propietarias de la pipa que sembró la muerte y la destrucción en el Puente de La Concordia. Nueve vidas se apagaron en un instante, dejando un vacío irreparable en sus familias. Y sin embargo, el responsable se esfuma, se oculta, como si pretendiera evadir su responsabilidad en esta tragedia. ¿Dónde está Tomás Zaragoza? ¿Por qué guarda silencio? ¿Acaso piensa que puede escapar de la justicia? La sociedad exige respuestas y no descansará hasta que se esclarezcan los hechos y se haga justicia. La falta de información sobre la existencia de un seguro vigente para cubrir los daños causados por la explosión añade otra capa de indignación a este panorama desolador. ¿Cómo es posible que una empresa que maneja materiales tan peligrosos no cuente con las garantías necesarias para proteger a la población? Este caso pone en evidencia la urgente necesidad de una mayor regulación y control sobre el transporte de sustancias inflamables, para evitar que tragedias como esta se repitan. El silencio de Tomás Zaragoza se convierte en un grito ensordecedor que clama por justicia. La incertidumbre y la angustia de las familias de las víctimas se agudizan con cada día que pasa sin respuestas. La sociedad mexicana, unida en su dolor e indignación, exige que se haga justicia y que los responsables de esta tragedia asuman las consecuencias de sus actos.

Fuente: El Heraldo de México