12 de septiembre de 2025 a las 19:40
Alerta: China y México, ¿tensión comercial?
La tensión comercial entre México y China se palpa en el aire. Mientras la embajada china en México lanza una advertencia velada, instando al país a “pensarlo dos veces” antes de implementar ajustes arancelarios, el gobierno mexicano se mantiene firme en su postura. La propuesta de aumentar los aranceles a 1400 productos provenientes de naciones sin acuerdos comerciales con México, entre las que se incluye el gigante asiático, ha generado una respuesta inmediata y contundente por parte del Ministerio de Comercio chino.
El discurso oficial mexicano, encabezado por la presidenta Claudia Sheinbaum, intenta disipar la idea de una acción dirigida específicamente contra China. Se argumenta que la medida busca fortalecer la economía nacional y que se aplica a todos los países con los que no existen tratados comerciales. Sin embargo, el impacto potencial en la relación bilateral con China, un socio comercial clave, es innegable. El canciller Juan Ramón de la Fuente ha confirmado la existencia de un diálogo continuo con el embajador chino, buscando aclarar los alcances del "Plan México" y evitar un mayor deterioro de la situación.
La cautela y la firmeza se entremezclan en la respuesta china. El Ministerio de Comercio asegura que supervisará de cerca la evolución de la situación, evaluando cuidadosamente cualquier medida final que México decida implementar. El mensaje subyacente es claro: China no se quedará de brazos cruzados ante lo que considera una amenaza a sus intereses. La mención a la "oposición mundial generalizada a las imposiciones arancelarias unilaterales de los Estados Unidos" y la defensa del libre comercio y el multilateralismo, coloca la situación en un contexto geopolítico más amplio, sugiriendo una posible conexión entre las presiones estadounidenses y las decisiones mexicanas.
El argumento chino va más allá de la simple defensa de sus propios intereses. Se advierte que ceder a la presión externa, en este caso, la supuesta presión estadounidense, no solo perjudicaría a los socios comerciales de México, incluyendo a China, sino que también socavaría la confianza de las empresas en invertir en el país. Se plantea la posibilidad de un efecto dominó, donde la incertidumbre generada por las nuevas políticas arancelarias desaliente la inversión extranjera y afecte negativamente el clima de negocios en México.
La propuesta de diálogo y consulta por parte de China contrasta con la firmeza de su advertencia inicial. Se busca una salida negociada, pero se deja claro que cualquier medida que perjudique los intereses chinos encontrará una respuesta contundente. El proteccionismo y las medidas discriminatorias son rechazadas de plano, y la sombra de la coerción externa se cierne sobre el debate. El futuro de la relación comercial entre México y China, y el impacto de estas tensiones en la economía global, dependerán de la habilidad de ambos países para navegar estas aguas turbulentas. La diplomacia y el diálogo serán claves para evitar una escalada del conflicto y encontrar una solución que beneficie a ambas partes. El mundo observa con atención el desarrollo de esta situación, consciente de que las decisiones tomadas en este contexto pueden tener consecuencias significativas para el comercio internacional.
Fuente: El Heraldo de México