La emoción se palpa en el aire mientras México se prepara para una fiesta dentro del octágono en la Noche UFC desde San Antonio, Texas. Jesús Aguilar, el ensenadense que lleva la bandera tricolor en alto, busca robarse el show en su primera presentación en una fecha tan emblemática para los mexicanos. Con una determinación inquebrantable, Aguilar se ha sometido a un riguroso campamento de entrenamiento de cuatro meses, recuperándose de una lesión previa y sintiéndose mejor que nunca. "Esta oportunidad la busqué por meses, lo decretaba", confiesa al Heraldo de México, la emoción palpable en su voz. Para él, la Noche UFC no es solo una pelea, es una fiesta mexicana, una oportunidad de conectar con la gente y demostrar su poderío en la jaula.

Más allá de la euforia del evento, Aguilar reconoce el peso de representar a su nación. "Es un orgullo representar a la bandera, a mi gente", afirma, consciente de que cada golpe, cada movimiento, es un homenaje a los héroes de México. Su filosofía de vida, marcada por la fe y la generosidad, contrasta con la tendencia a enfocarse en lo negativo. Aguilar busca inspirar, compartir la palabra de Dios y obrar de buena manera, dentro y fuera del octágono.

Su rival, el estadounidense Luis Gurule, representa un desafío que Aguilar no subestima. Un encuentro fortuito en el elevador les permitió un breve intercambio de palabras, un reconocimiento mutuo antes del choque. Aguilar reconoce la agresividad y peligrosidad de Gurule, pero confía en su propio arsenal: poder en las manos, un striking poco ortodoxo y una lucha innata que ha pulido con disciplina y un creciente IQ de pelea.

La visión de Aguilar trasciende el octágono. Si bien el cinturón de campeón no ha sido siempre su prioridad, la dedicación total a su carrera como peleador lo acerca a ese objetivo. Con tres peleas restantes en su contrato, Aguilar se enfoca en el presente, en la victoria que lo impulse hacia adelante. Pero su ambición no se limita al ámbito deportivo. Su programa "For Fighters" es un testimonio de su compromiso con la comunidad, brindando apoyo a jóvenes peleadores con psicólogos, nutriólogos y fisioterapeutas, para que no enfrenten las mismas dificultades que él experimentó.

La posibilidad de un futuro enfrentamiento con Brandon Moreno, su ídolo y mentor, es un tema que Aguilar aborda con respeto y admiración. Reconoce la grandeza de Moreno y su influencia en su propia trayectoria, descartando por ahora la idea de un enfrentamiento. "Gracias a él llegué a momentos clave de mi carrera", afirma con gratitud.

Finalmente, Aguilar comparte su deseo de ver a la UFC expandirse a otras ciudades de México, como Monterrey o Guadalajara, considerando las dificultades que presenta la Ciudad de México para el entrenamiento. Con la sabiduría adquirida a lo largo de su carrera, Aguilar ha aprendido a manejar las distracciones y a enfocarse en lo esencial, dejando incluso a su familia fuera de los eventos para mantener la concentración. Un peleador con una visión clara, un corazón generoso y una determinación inquebrantable, listo para dejarlo todo en la jaula y encender la fiesta mexicana en la Noche UFC.