11 de septiembre de 2025 a las 20:05
Sheinbaum: No habrá guerra comercial con China
En un escenario global cada vez más complejo, las recientes declaraciones de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo sobre los nuevos aranceles a países sin tratado comercial con México han generado un intenso debate. La mandataria, en un gesto de diplomacia preventiva, ha asegurado que "no queremos ningún conflicto" con China, uno de los países potencialmente afectados por la medida. Este mensaje, dirigido especialmente al embajador chino Chen Daojiang, busca tranquilizar las aguas y enfatizar el carácter estratégico de la decisión, enmarcada dentro del ambicioso Plan México.
La preocupación por posibles represalias comerciales, especialmente por parte de gigantes económicos como China, es palpable. Sin embargo, Sheinbaum Pardo ha insistido en el diálogo como herramienta fundamental para disipar cualquier malentendido. La estrategia del gobierno, según sus palabras, se centra en explicar a los países afectados que la medida no es un acto hostil, sino una estrategia para fortalecer la economía nacional y potenciar el desarrollo interno a través del Plan México. Este plan, recordemos, se centra en la sustitución de importaciones y el fortalecimiento de la industria nacional en sectores clave.
La cautela y la precisión son elementos cruciales en este delicado contexto. La presidenta ha subrayado que se realizó un minucioso estudio para evaluar el impacto inflacionario de los aranceles, buscando minimizar cualquier efecto negativo en la economía mexicana. Asimismo, ha destacado que la medida no se aplica indiscriminadamente, sino que se enfoca en productos específicos, como textiles, calzado, plásticos y vehículos ligeros, sectores en los que se busca impulsar la producción nacional. Esta selectividad, argumenta el gobierno, busca reactivar sectores estratégicos y generar empleos, sin afectar la amplia gama de productos que no están sujetos a los nuevos aranceles.
La adhesión de México a los lineamientos de la Organización Mundial del Comercio (OMC) también ha sido un punto central en la argumentación de la presidenta. Sheinbaum Pardo ha reiterado que la medida se ajusta a las normas internacionales y que el incremento en los impuestos por importación de productos se encuentra dentro de los márgenes permitidos por la OMC. Este compromiso con la legalidad internacional busca reforzar la legitimidad de la medida y evitar posibles disputas comerciales.
Un aspecto particularmente interesante es la negativa de la presidenta a vincular los nuevos aranceles con las negociaciones comerciales con Estados Unidos. Sheinbaum Pardo ha desmentido categóricamente que la medida busque mejorar la posición de México en dichas negociaciones, recordando que el Plan México, con su enfoque en la sustitución de importaciones, precede a la actual administración estadounidense y se enmarca en una estrategia de desarrollo a largo plazo.
En definitiva, la implementación de estos nuevos aranceles se presenta como un complejo desafío para el gobierno mexicano, que debe equilibrar la necesidad de fortalecer la economía nacional con la importancia de mantener relaciones comerciales estables con sus socios internacionales. La apuesta por el diálogo y la transparencia, junto con la estricta adherencia a las normas internacionales, serán claves para navegar con éxito este delicado escenario. El futuro dirá si la estrategia del gobierno logra el objetivo de impulsar la economía mexicana sin generar fricciones comerciales de gran envergadura.
Fuente: El Heraldo de México