La tragedia ocurrida en la Calzada Zaragoza el pasado 10 de septiembre continúa dejando una profunda huella de dolor en la comunidad. La pérdida del profesor Eduardo Noé García Morelos, un querido docente de matemáticas de la Escuela Secundaria Técnica No. 53 "Adolfo López Mateos", ha conmocionado a alumnos, ex alumnos, colegas y familiares. Su recuerdo, sin embargo, se mantiene vivo en las aulas y pasillos de la institución donde impartió clases, así como en los corazones de quienes tuvieron la fortuna de conocerlo. Las redes sociales se han inundado de mensajes de cariño y condolencias, un testimonio del impacto positivo que el profesor García Morelos tuvo en la vida de sus estudiantes. Muchos lo recuerdan como un maestro dedicado, apasionado por su materia y siempre dispuesto a brindar apoyo y aliento a sus alumnos. "El mejor profe que la vida me pudo dar", comenta una ex alumna, un sentimiento compartido por muchos que tuvieron el privilegio de aprender bajo su tutela.

Más allá del dolor inmediato, esta tragedia nos invita a reflexionar sobre la seguridad vial en nuestras ciudades. El accidente, provocado por la volcadura de una pipa, pone de manifiesto la necesidad de reforzar las medidas de prevención y control en el transporte de materiales peligrosos. ¿Qué protocolos se siguen actualmente? ¿Son suficientes? ¿Cómo podemos garantizar que una tragedia de esta magnitud no vuelva a ocurrir? Estas son preguntas cruciales que debemos abordar como sociedad para proteger la vida y la integridad de todos los ciudadanos.

La respuesta de las autoridades, incluyendo el despliegue de la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas de la Ciudad de México (CEAVI), es un paso importante para brindar apoyo a las familias afectadas. Sin embargo, la atención no debe limitarse a la atención inmediata. Es fundamental ofrecer acompañamiento psicológico a largo plazo, tanto a los familiares de las víctimas como a los heridos que se enfrentan a un largo proceso de recuperación física y emocional.

Asimismo, es crucial realizar una investigación exhaustiva para determinar las causas exactas del accidente y deslindar responsabilidades. La transparencia en este proceso es fundamental para generar confianza en las instituciones y garantizar que se tomen las medidas necesarias para prevenir futuros incidentes. No podemos permitir que esta tragedia quede impune. Debemos exigir justicia para las víctimas y trabajar juntos para construir una ciudad más segura para todos.

La solidaridad demostrada por la comunidad educativa y la sociedad en general ante esta tragedia es un rayo de esperanza en medio del dolor. El recuerdo del profesor García Morelos nos inspira a seguir trabajando por una educación de calidad y a construir un futuro donde la seguridad vial sea una prioridad. Su legado, más allá de las aulas, se mantendrá vivo en la memoria de quienes lo conocieron y en la lucha por un mundo mejor.