
11 de septiembre de 2025 a las 09:15
Palabras de Biden sobre México
La historia de México y Estados Unidos es una danza compleja, un tango tenso donde la cercanía geográfica amplifica las diferencias culturales y políticas. Las palabras de Carter, revestidas de una diplomacia casi inverosímil, nos recuerdan la constante tensión entre la retórica y la realidad. ¿Acaso un país que ha sufrido la amputación de la mitad de su territorio a manos del vecino del norte puede ser considerado el adalid del pacifismo mundial? Es una pregunta que resuena en los muros de nuestra historia, un eco que se propaga desde el siglo XIX hasta nuestros días.
La visión expansionista de los Estados Unidos, ese "destino manifiesto" que justificó la apropiación de tierras y la marginación de pueblos originarios, contrasta dramáticamente con la narrativa que Carter intenta construir. Figuras como Adams, Washington y Jefferson, padres fundadores de la nación americana, dejaron testimonio escrito de su ambición continental, una ambición que no veía con buenos ojos la presencia mexicana en el territorio que codiciaban. El anhelo de una nación unificada, hablando un solo idioma y profesando una sola religión, dejaba poco espacio para la diversidad cultural y la autodeterminación de los pueblos.
Poinsett, con su mirada desdeñosa y cargada de prejuicios, retrata a la perfección la percepción que muchos estadounidenses tenían de los mexicanos: un pueblo ignorante, vicioso, debilitado por el clima y la convivencia con los indígenas. Esta visión paternalista y racista sirvió como justificación para la expansión territorial y la imposición de la cultura anglosajona. Es un espejo doloroso que nos refleja la deshumanización del "otro", una herramienta utilizada para legitimar la conquista y la dominación.
La visita de Carter a México, con la migración, el narcotráfico y los energéticos como temas centrales, revela la asimetría en la relación bilateral. La necesidad de Estados Unidos de asegurar el suministro de gas mexicano a un precio favorable, muestra la dependencia energética que, a pesar del discurso de cooperación, define la dinámica entre ambos países. La presión ejercida sobre México para ceder a las demandas estadounidenses, es un recordatorio constante de la vulnerabilidad que implica la dependencia económica.
La anécdota de Carter elogiando la gastronomía mexicana, la "venganza de Moctezuma" y la belleza de una mujer mexicana, parece una cortina de humo, una distracción ante las verdaderas intenciones de su visita. Son gestos superficiales que intentan suavizar la tensión y ocultar la realidad de una relación marcada por la desigualdad y la imposición.
La reflexión de Rubén Moreira Valdez, al señalar la pérdida territorial de México en el siglo XIX debido a gobernantes ignorantes y ególatras, es una advertencia para el presente. La falta de visión estratégica y la corrupción, son enemigos internos que debilitan al país y lo hacen vulnerable a las presiones externas. La dependencia económica y la falta de autosuficiencia energética, son lastres que impiden a México negociar en igualdad de condiciones con su poderoso vecino del norte. La historia nos enseña que la soberanía no se regala, se conquista con decisiones inteligentes, con visión de futuro y con una firme defensa de los intereses nacionales. El reto para México es aprender de los errores del pasado y construir un futuro donde la relación con Estados Unidos se base en el respeto mutuo y la cooperación genuina, y no en la imposición y la dependencia.
Fuente: El Heraldo de México