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11 de septiembre de 2025 a las 21:50

Océanos en peligro: ¡Protege nuestra comida!

La sombra de la informalidad se cierne amenazante sobre la riqueza de nuestros mares. Un 40% de la actividad pesquera opera fuera del marco legal, una cifra que no solo pone en peligro la sostenibilidad de nuestros recursos marinos, sino que también compromete la soberanía alimentaria de México. Imaginemos un futuro donde la pesca, una actividad milenaria y vital para nuestra cultura, se vea reducida a su mínima expresión, donde las mesas de las familias mexicanas carezcan de los productos del mar que hoy damos por sentados. Este escenario, por desolador que parezca, es una posibilidad real si no se toman medidas urgentes para combatir la informalidad.

No se trata simplemente de una cuestión económica, aunque la cifra de 2.2 mil millones de dólares anuales en exportaciones pesqueras sea un dato que no podemos ignorar. La pesca es mucho más que una industria; es el sustento de miles de familias, la fuente de proteínas de alta calidad para nuestra población y un pilar fundamental de nuestra identidad cultural. Permitir que la informalidad continúe campante es como permitir que un cáncer corroa lentamente las bases de nuestra seguridad alimentaria, poniendo en riesgo no solo el presente, sino también el futuro de las generaciones venideras.

La falta de seguridad social para los pescadores es una herida abierta que urge sanar. ¿Cómo podemos pedirles a estos hombres y mujeres que arriesguen sus vidas en el mar, enfrentando las inclemencias del tiempo y los peligros inherentes a su oficio, si no les garantizamos una red de protección que los ampare a ellos y a sus familias? El 75% de los trabajadores del sector pesquero, cerca de 300 mil personas, navegan en la precariedad, sin acceso a servicios de salud, sin la certeza de una pensión que les permita un retiro digno. Esta realidad no solo es injusta, sino que desincentiva a las nuevas generaciones a dedicarse a la pesca, condenando a esta actividad a una lenta agonía.

La modificación de la Ley de Pesca y Acuacultura Sustentable, así como de la Ley Federal del Trabajo y del IMSS, se presenta como una necesidad imperiosa. Es necesario fortalecer los mecanismos de inspección y vigilancia, dotando a las autoridades de las herramientas necesarias para combatir la pesca ilegal y la explotación desmedida de nuestros recursos. Asimismo, es fundamental garantizar la seguridad social de los pescadores, no solo como un acto de justicia social, sino como una inversión estratégica para asegurar la viabilidad del sector a largo plazo.

Pero la lucha contra la informalidad no se limita a la regulación y la vigilancia. La educación y la concientización juegan un papel crucial en este proceso. Debemos promover una cultura de respeto hacia el mar y sus recursos, inculcando en la sociedad la importancia de consumir productos pesqueros de origen legal y sostenible. Cada vez que elegimos un pescado en el mercado, estamos tomando una decisión que impacta directamente en el futuro de nuestros mares. Optar por productos certificados, provenientes de pesquerías responsables, es una forma de contribuir a la preservación de este patrimonio invaluable.

La contaminación marina, con la alarmante cifra de 11 millones de toneladas de plástico vertidas anualmente, se suma a la lista de amenazas que se ciernen sobre nuestros océanos. Imaginen un camión de volteo lleno de plástico vaciándose en el mar cada minuto, un flujo constante de desechos que asfixia la vida marina y contamina nuestras costas. Este dato escalofriante nos obliga a reflexionar sobre nuestro impacto en el medio ambiente y a tomar medidas urgentes para reducir nuestra huella ecológica.

La paradoja del consumo de pescado en México es otro aspecto que merece nuestra atención. A pesar de ser un país con una amplia costa y una rica tradición pesquera, el consumo promedio de pescados y mariscos es de apenas 13 kilogramos por persona al año. Esta cifra, significativamente baja en comparación con otros países, nos invita a replantear nuestros hábitos alimenticios y a incorporar con mayor frecuencia estos productos en nuestra dieta, no solo por sus beneficios nutricionales, sino también como una forma de apoyar al sector pesquero nacional.

El futuro de nuestros mares y de la soberanía alimentaria de México está en juego. Es momento de actuar con decisión, con la firme convicción de que la pesca sustentable y la protección de nuestros océanos son responsabilidades compartidas. Solo a través de un esfuerzo conjunto, que involucre a las autoridades, a los pescadores, a la industria y a la sociedad en su conjunto, podremos asegurar que las futuras generaciones puedan disfrutar de la riqueza y la abundancia de nuestros mares.

Fuente: El Heraldo de México