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12 de septiembre de 2025 a las 02:20

Netanyahu: Palestina no existirá.

La sombra del conflicto palestino-israelí se alarga, proyectando una vez más la incertidumbre sobre un futuro compartido. Las recientes declaraciones del primer ministro israelí, afirmando que "no habrá Estado palestino", resuenan como un eco sombrío en los valles de Cisjordania y en los corazones de millones de personas a ambos lados del muro. Estas palabras, pronunciadas durante una ceremonia de colonización en Maale Adumim, no solo avivan las llamas de la discordia, sino que también representan un nuevo obstáculo en el ya tortuoso camino hacia la paz.

La ceremonia en Maale Adumim, un asentamiento israelí al este de Jerusalén, se convirtió en el escenario de una declaración que ha generado reacciones a nivel internacional. El primer ministro, rodeado de simpatizantes, proclamó la pertenencia de esos territorios a Israel, un mensaje que contradice directamente las aspiraciones del pueblo palestino a un Estado propio. La promesa de duplicar la población de la ciudad se percibe como un desafío, una consolidación de la presencia israelí en territorios considerados ocupados por la comunidad internacional.

La frase "este lugar nos pertenece" retumba con la fuerza de una sentencia histórica, cargada de significado y con el potencial de inflamar aún más los ánimos. Esta afirmación, lejos de promover el diálogo y la reconciliación, profundiza la división y la desconfianza. El conflicto, que se extiende por décadas, se alimenta de estas declaraciones categóricas que cierran las puertas a la negociación y la comprensión mutua.

La comunidad internacional observa con preocupación el desarrollo de los acontecimientos. La posibilidad de una solución de dos Estados, que durante años ha sido la base de las negociaciones de paz, se desvanece ante la firmeza de las palabras del primer ministro israelí. Organizaciones internacionales, líderes mundiales y analistas políticos advierten sobre las peligrosas consecuencias de estas declaraciones, que podrían desencadenar una nueva escalada de violencia en la región.

La incertidumbre se cierne sobre el futuro de palestinos e israelíes. Mientras las colonias se expanden y las declaraciones unilaterales se suceden, la esperanza de una convivencia pacífica se debilita. La comunidad palestina, que ve cómo sus aspiraciones a la autodeterminación se ven frustradas, se enfrenta a un futuro incierto. La promesa de un Estado propio, un anhelo largamente acariciado, parece cada vez más distante.

El conflicto palestino-israelí es una herida abierta en el corazón de Oriente Medio. Las recientes declaraciones del primer ministro israelí no hacen más que profundizar esa herida, alejando la posibilidad de una solución justa y duradera. El camino hacia la paz requiere de un diálogo sincero, de un reconocimiento mutuo y de la voluntad de ambas partes para construir un futuro compartido. La retórica incendiaria y las acciones unilaterales solo conducen a un callejón sin salida, perpetuando el ciclo de violencia y sufrimiento que ha marcado la historia de esta región. Es imperativo que la comunidad internacional redoble sus esfuerzos para promover la paz y la justicia, buscando un horizonte de esperanza para palestinos e israelíes.

Fuente: El Heraldo de México