11 de septiembre de 2025 a las 19:15
Mejora tu sueño: No te duches antes de dormir
La eterna disyuntiva: ¿ducha matutina o vespertina? El cardiólogo español Aurelio Rojas ha reavivado el debate al destacar los beneficios de una ducha nocturna para conciliar el sueño. Según Rojas, un baño con agua caliente entre 40 y 42,5 °C, una o dos horas antes de dormir, reduce en un 36% el tiempo que tardamos en caer en los brazos de Morfeo. Este dato, respaldado por un metaanálisis de la Universidad de Harvard publicado en Sleep Medicine Review, no solo promete un sueño más rápido, sino también uno de mayor calidad, con repercusiones positivas en la memoria, el sistema inmunológico e incluso el rendimiento cognitivo.
El secreto reside en la vasodilatación que provoca el agua caliente. Al dilatarse los vasos sanguíneos de la piel, el calor se redistribuye hacia las extremidades, provocando un descenso de la temperatura corporal central. Esta bajada de temperatura actúa como una señal para que el cuerpo libere melatonina, la hormona encargada de regular nuestros ciclos de sueño-vigilia. Imaginen: la suave caricia del agua caliente preparando nuestro organismo para un placentero descanso, como un ritual que nos invita a desconectar del mundo exterior y sumergirnos en la calma de la noche.
Sin embargo, la ducha matutina no se queda atrás. Para aquellos que buscan un arranque enérgico, una ducha con agua fría o templada puede ser la clave. El choque térmico despierta los sentidos, activa la circulación y nos prepara para afrontar los desafíos del día con vitalidad. Además, la ducha matutina puede ser una excelente aliada para quienes luchan contra la piel grasa o el acné, ya que ayuda a regular la producción de sebo.
La ciencia, pues, nos ofrece opciones para todos los gustos y necesidades. Si tu objetivo es un sueño reparador, la ducha nocturna, con su efecto relajante y promotor de la melatonina, se presenta como la opción ideal. Si, por el contrario, necesitas una inyección de energía y concentración para empezar el día con buen pie, la ducha matutina es tu mejor aliada.
Pero más allá de la ciencia, existen factores individuales que influyen en la elección del momento ideal para la ducha. Nuestro estilo de vida, horarios de trabajo, e incluso preferencias personales, juegan un papel fundamental. Hay quienes encuentran en la ducha matutina un momento de tranquilidad y reflexión antes de sumergirse en el ritmo frenético del día, mientras que otros prefieren la ducha nocturna como un ritual de desconexión y relajación tras una jornada agotadora.
En definitiva, la decisión final está en tus manos. Experimenta, escucha a tu cuerpo y encuentra el momento del día en que la ducha te aporte el mayor bienestar. Ya sea para despertar la mente o para aquietar el espíritu, el agua, en todas sus temperaturas, puede ser una fuente inagotable de beneficios para nuestra salud física y mental.
Fuente: El Heraldo de México