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11 de septiembre de 2025 a las 03:40

Iztapalapa: Incendio controlado en Puente La Concordia

La tranquilidad de la mañana del miércoles se vio abruptamente interrumpida en la alcaldía Iztapalapa. Un escenario que parecía sacado de una película de desastres se desplegó ante los ojos atónitos de los transeúntes: una pipa de gas, volcada sobre el Puente de La Concordia, se convertía en una bola de fuego, liberando una onda expansiva que resonó en los corazones de la ciudad. El aire se llenó de un olor acre, mezcla de combustible y metal quemado, mientras las sirenas de ambulancias y bomberos rompían el silencio posterior a la explosión.

La escena, dantesca, quedó grabada en la memoria de quienes la presenciaron. Autos calcinados, escombros esparcidos por la vía y el espectro de la tragedia palpable en cada rincón. La jefa de Gobierno, Clara Brugada, confirmó la magnitud del desastre: 57 heridos, 19 de ellos luchando por su vida en diversos hospitales de la zona. Una cifra que, a pesar de su crudeza, deja un halo de esperanza ante la ausencia de víctimas mortales, al menos hasta el momento. Sin embargo, la gravedad de las lesiones de los afectados mantiene en vilo a la ciudad, que espera noticias sobre su evolución.

El secretario de Gobernación, César Cravioto Romero, reconstruyó los hechos con precisión quirúrgica: la pipa, al volcarse, derramó el combustible, creando una estela inflamable. Una chispa, cuyo origen aún se investiga, fue la detonante de la tragedia. El fuego se propagó con la velocidad del rayo, engullendo a su paso vehículos particulares que transitaban por el puente. Una imagen que evoca la fragilidad de la vida y la imprevisibilidad del destino.

Afortunadamente, la rápida y eficaz intervención de los equipos de emergencia logró sofocar las llamas, evitando una catástrofe aún mayor. El Puente de la Concordia, ahora escenario de una tragedia, reabrió su paso al tráfico, aunque la cicatriz del incidente permanecerá imborrable en la memoria colectiva.

Más allá de las cifras y los datos fríos, hay historias humanas que se entretejen en este drama. Familias que esperan ansiosas noticias de sus seres queridos, vidas que han dado un giro inesperado, un futuro incierto que se dibuja en el horizonte. La Comisión de Atención a Víctimas de la Ciudad de México ya se encuentra trabajando arduamente, brindando apoyo psicológico y material a los afectados. Se ha establecido contacto con la empresa propietaria de la pipa, que deberá asumir su responsabilidad en este lamentable suceso.

La investigación continúa, buscando respuestas a las interrogantes que aún persisten. ¿Fue un fallo mecánico? ¿Un error humano? ¿Una fatal combinación de circunstancias? Las autoridades trabajan contrarreloj para esclarecer las causas del accidente y determinar las responsabilidades correspondientes.

Este incidente nos recuerda la importancia de la prevención y la seguridad en el transporte de materiales peligrosos. Es un llamado a la reflexión sobre la necesidad de reforzar los protocolos y garantizar que tragedias como esta no se repitan. La ciudad, conmocionada, se une en solidaridad con las víctimas y sus familias, esperando su pronta recuperación y confiando en que se hará justicia.

Fuente: El Heraldo de México