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11 de septiembre de 2025 a las 18:40

Iztapalapa: Exceso de velocidad causó explosión.

La tragedia ocurrida en el puente de la Concordia en Iztapalapa nos recuerda la fragilidad de la vida en la ciudad. La velocidad, ese fantasma que acecha en nuestras calles, se ha cobrado un precio altísimo: seis vidas apagadas, familias destrozadas y una comunidad conmocionada. La imagen de la pipa, convertida en una bola de fuego, quedará grabada en la memoria colectiva como un crudo recordatorio de los peligros que conlleva la imprudencia al volante.

Según la secretaria de Gestión Integral de Riesgos y Protección Civil, Myriam Urzúa Venegas, el exceso de velocidad fue el detonante de esta catástrofe. Las grabaciones de video, mudos testigos del desastre, confirman que la pipa, cargada con 49,500 litros de gas, circulaba a una velocidad superior a la permitida. Esta imprudencia provocó una fractura de entre 30 y 40 centímetros en el contenedor, liberando una nube de gas que, tras un fatal flamazo, se transformó en una devastadora explosión.

El saldo de la tragedia es desolador. Seis personas perdieron la vida, dos de ellas durante la noche posterior al accidente, sumándose a la lista de víctimas que deja este lamentable suceso. La cifra de heridos asciende a 90, de los cuales 21 se encuentran en estado crítico, luchando por sus vidas en distintos hospitales de la Ciudad de México. Otros tres se reportan como graves y 50 más permanecen en una situación delicada, con pronósticos reservados. La angustia y la incertidumbre se han apoderado de sus familias, que esperan con desesperación noticias alentadoras.

Ante la magnitud del desastre, las autoridades capitalinas han desplegado un operativo para atender a las víctimas y evaluar los daños. La Secretaría de Obras de la Ciudad de México, en colaboración con el Instituto de Seguridad para las Construcciones, realizó una exhaustiva revisión de las columnas de las vías elevadas cercanas al lugar de la explosión. El objetivo: garantizar la seguridad estructural de la zona y prevenir futuros incidentes.

Este trágico evento nos invita a reflexionar sobre la importancia de la responsabilidad al volante. El exceso de velocidad no solo pone en riesgo la vida del conductor, sino también la de peatones, ciclistas y otros automovilistas. Respetar los límites de velocidad, mantener una distancia prudente y conducir con precaución son medidas esenciales para prevenir accidentes y proteger la vida.

La solidaridad de la ciudadanía se ha hecho presente en estos momentos difíciles. Donaciones de sangre, víveres y apoyo emocional se han canalizado hacia las víctimas y sus familias. En medio del dolor y la consternación, la unidad y la empatía se convierten en un bálsamo para sanar las heridas y reconstruir lo perdido.

Las autoridades continúan investigando las causas del accidente y se espera que se deslinden responsabilidades. Mientras tanto, la comunidad de Iztapalapa llora a sus muertos y se aferra a la esperanza de la recuperación de los heridos. La memoria de las víctimas nos recordará la importancia de la prudencia y la responsabilidad al volante, para que tragedias como esta no se repitan.

Fuente: El Heraldo de México