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11 de septiembre de 2025 a las 17:50
Florece tu otoño: 5 flores para un jardín espectacular
El otoño, a menudo asociado con la melancolía de las hojas caídas, se revela como una temporada de vibrante renacimiento en el jardín, gracias a la magia de las flores tardías. Olvídate de la paleta apagada y sumérgete en una explosión de colores que desafían la llegada del frío. Plantar flores al final del verano no solo prolonga la belleza del jardín, sino que también atrae polinizadores cruciales para la salud del ecosistema, ofreciendo un último festín antes del invierno.
Más allá de su innegable belleza, estas flores otoñales son sorprendentemente resistentes y requieren un mantenimiento mínimo. Perfectas para aquellos con agendas apretadas o para quienes se inician en el arte de la jardinería. Imagina un jardín rebosante de color sin la necesidad de una dedicación exhaustiva.
La caléndula, con su intenso naranja, es mucho más que una flor bonita. Su historia medicinal es rica y fascinante, y su capacidad para repeler plagas la convierte en una aliada invaluable en el jardín. Bañada por el sol, la caléndula despliega todo su esplendor, convirtiéndose en un faro de luz en los días cada vez más cortos. Su vibrante color evoca la calidez del verano, prolongando la sensación de alegría y vitalidad en el jardín.
El aster, con su paleta de colores que va del violeta al blanco, pasando por un rosa delicado, es un ejemplo de resistencia y adaptabilidad. Soporta estoicamente tanto las heladas como el calor intenso, aunque en climas cálidos agradece un poco de sombra y un riego regular para florecer con todo su potencial al final del verano. Su versatilidad lo convierte en una opción ideal para cualquier jardín.
El crisantemo, símbolo de longevidad y alegría en algunas culturas, es un clásico del otoño. Sus flores, en una gama de blancos, rosas y violetas, se adaptan con igual gracia a macetas y al suelo directo. Su fácil cultivo lo convierte en una opción perfecta para principiantes, y su belleza innegable aporta un toque de elegancia al jardín otoñal. Cultivar crisantemos es una manera sencilla de añadir un toque de sofisticación y color al entorno.
La anémona de Japón, con su nombre evocador, florece precisamente cuando la mayoría de las otras flores comienzan a marchitarse. Sus flores blancas o rosa intenso, que pueden alcanzar hasta 40 centímetros de altura, son un testimonio de la belleza que puede surgir incluso en las condiciones más adversas. Resistente al frío y a la sequía, la anémona de Japón prospera en lugares sombreados, añadiendo un toque de misterio y encanto al jardín.
Finalmente, la celosía, con sus exóticas flores en forma de plumas, aporta un toque tropical al jardín otoñal. Sus vibrantes tonos rojos, naranjas, amarillos y rosas crean un espectáculo visual que atrae todas las miradas. Aunque requiere un suelo bien drenado, riego regular y exposición solar, la belleza singular de la celosía compensa con creces cualquier esfuerzo.
En resumen, plantar estas flores al final del verano es una inversión en belleza, resistencia y alegría para el jardín otoñal. Un pequeño esfuerzo que se traduce en una explosión de color y vida, desafiando la llegada del frío y recordándonos que la belleza puede florecer incluso en las estaciones más inesperadas. No esperes más y transforma tu jardín en un oasis otoñal.
Fuente: El Heraldo de México