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11 de septiembre de 2025 a las 03:35

Estudiante de la UNAM herida tras explosión: Un celular quemado la conecta con su familia

El silencio tras la explosión era desgarrador, roto solo por el crujir de los metales retorcidos y el lamento de las sirenas. Un escenario dantesco bajo el Puente de la Concordia, en Iztapalapa. Entre los escombros humeantes, un pequeño objeto se resistía a sucumbir al caos: un celular, milagrosamente funcional a pesar de las quemaduras, emitía un sonido insistente, una llamada entrante que resonaba como un grito de esperanza en medio de la tragedia. Francisco Bucio, un héroe anónimo con el uniforme de Protección Civil, lo rescató de entre la mochila chamuscada, junto a cuadernos, un estuche de maquillaje y una cartera. La credencial universitaria revelaba la identidad de la propietaria: Ana Daniela, estudiante de Ingeniería en Alimentos de la UNAM. Un nombre, una vida, una historia suspendida en la incertidumbre.

La voz al otro lado del teléfono era la de Raymundo, el padre de Ana Daniela, presa de la angustia y la desesperación. “El teléfono está medio quemado, pero al menos se pudo contestar”, le explicó Bucio, consciente de la importancia de cada palabra, de la fragilidad de la esperanza que transmitía a través de la línea. “Voy al hospital Morelos, está cerca. Checaré cuántos lesionados hay y si ella está entre ellos, te aviso”, una promesa cargada de la determinación de un hombre que ha visto demasiado dolor, pero que aún se aferra a la posibilidad de un milagro.

Minutos después, otra llamada. Esta vez era la madre de Ana Daniela, su voz quebrada por la angustia, buscando desesperadamente noticias de su hija. “Ya me habló su papá, el señor Raymundo Barragán. Vamos a localizar dónde está ella y me comunicaré con ustedes”, le aseguró Bucio, con la serenidad que otorga la experiencia en situaciones límite. Desde la Calzada Ignacio Zaragoza, en medio del caos y la confusión, se convertía en el enlace entre una familia destrozada por la incertidumbre y la esperanza de encontrar a su hija con vida.

La madre, desorientada y confundida, preguntaba una y otra vez qué había sucedido. Bucio, con paciencia y compasión, le explicó los hechos, la explosión, el hallazgo del celular entre las pertenencias de Ana Daniela, la lista de heridos aún sin confirmar. "Hubo un incidente, el celular está junto a sus pertenencias, credenciales de la universidad. Hay varios lesionados, pero no sabemos aún dónde está ella”, palabras medidas, buscando un equilibrio entre la verdad y la necesidad de no alimentar la desesperación.

Este pequeño aparato, un celular quemado y rescatado de entre los escombros, se convirtió en un faro de esperanza, un hilo conductor en medio del caos. Un testimonio de la fragilidad de la vida, pero también de la resiliencia del espíritu humano. Mientras las autoridades investigan las causas del siniestro, y la hipótesis de la volcadura de la pipa de gas cobra fuerza, la familia Barragán se aferra a la esperanza, a la espera de una noticia, una llamada, que les confirme que Ana Daniela está a salvo. Cada minuto que pasa es una eternidad, una agonizante espera mientras la ciudad contiene la respiración, unida en la angustia de una familia que busca a su hija entre las cenizas.

Fuente: El Heraldo de México