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11 de septiembre de 2025 a las 19:00

Desaparecidos: Tiffany y Misael Cano

La angustia se respira en el aire, un manto de incertidumbre cubre a la familia Cano González. Tiffany Odette, una joven de tan solo 17 años, y su padre, Misael, se desvanecieron en la tarde del martes 10 de septiembre, tragados por la vorágine del caos desatado tras la explosión de la pipa en Santa Martha. La zona cero, el distribuidor vial de La Concordia, se convirtió en un escenario dantesco, donde el fuego y el metal retorcido pintaron un cuadro de horror. Casi 50 mil litros de combustible, convertidos en una infernal ola de fuego, arrasaron con todo a su paso, dejando a su paso destrucción, dolor e incontables interrogantes.

Sandra Cano González, hermana e hija de los desaparecidos, se aferra a la esperanza con la tenacidad de quien se niega a rendirse. Sus mensajes en redes sociales, cargados de angustia y súplicas, se multiplican, buscando alcanzar a cualquier persona que pueda tener información sobre el paradero de sus seres queridos. Cada minuto que pasa es una daga clavada en el corazón, cada silencio una respuesta que no llega. La incertidumbre se vuelve insoportable. Misael no aparece en las listas de heridos, ni entre los fallecidos, un vacío que alimenta la esperanza, pero que al mismo tiempo la corroe con la duda.

La tragedia ha golpeado a decenas de familias. La cifra oficial de víctimas asciende a cuatro fallecidos y noventa heridos, un número frío que no refleja el sufrimiento humano, las historias truncadas, el dolor inconmensurable. Detrás de cada cifra, hay un rostro, una vida, un futuro arrebatado. Las autoridades, encabezadas por la Jefa de Gobierno, Clara Brugada Molina, trabajan contrarreloj para atender a los heridos y brindar apoyo a las familias afectadas. Se ha habilitado un número de emergencias para quienes buscan a sus seres queridos, una línea de vida en medio del caos, una pequeña luz en la oscuridad.

La explosión de la pipa en Iztapalapa ha dejado una profunda cicatriz en el corazón de la ciudad. Más allá de los daños materiales, la tragedia ha puesto de manifiesto la fragilidad de la vida, la importancia de la solidaridad y la necesidad de estar preparados ante lo imprevisto. Mientras las labores de rescate continúan, la ciudad entera se une en un abrazo solidario con las familias de las víctimas, esperando que pronto se encuentren respuestas y que el dolor dé paso a la resignación y a la reconstrucción.

La búsqueda de Tiffany y Misael continúa. La esperanza, aunque tenue, sigue viva. En cada retweet, en cada mensaje compartido, en cada oración silenciosa, se renueva la fe en que pronto estarán de regreso en casa, sanos y salvos. La solidaridad de la comunidad, la incansable labor de las autoridades y la fuerza inquebrantable de una familia que se niega a perder la esperanza son las armas con las que se enfrenta esta tragedia. En medio del dolor y la incertidumbre, la ciudad se une en un solo clamor: ¡Que Tiffany y Misael regresen a casa!

Fuente: El Heraldo de México