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12 de septiembre de 2025 a las 00:05

Bebé rescatada: ¿Cómo se encuentra?

La angustia se palpa en el aire, un manto pesado que cubre a la familia de Alicia Matías Teodoro y su pequeña nieta, dos de los rostros que marcan la tragedia de la explosión en Iztapalapa. A 24 horas del incidente que conmocionó a la Ciudad de México, los testimonios de sus familiares, recogidos por EL HERALDO DE MÉXICO y la periodista Maca Carriedo, revelan la lucha por la vida que ambas enfrentan. La pequeña, una guerrera de apenas dos años, ha sido sometida a una cirugía y un trasplante en el Hospital Siglo XXI. Las palabras de Sandra Barajas, hermana de Alicia, resuenan con la crudeza de la realidad: “Si no hubiera sido intervenida en este momento hubiera tenido perdida en alguna extremidad”. Una intervención quirúrgica a tiempo, una carrera contra el reloj que le ha permitido aferrarse a la esperanza. La cirugía, centrada en sus pies y manos, busca mitigar el daño causado por las llamas, un testimonio silencioso del horror vivido.

Mientras tanto, Alicia, la abuela que se convirtió en escudo humano para proteger a su nieta, se debate entre la vida y la muerte. Su estado, descrito como grave, la mantiene sedada, bajo la atenta mirada de los médicos que, según los familiares, "no le dan un buen pronóstico". Una noticia que golpea con fuerza, que deja un nudo en la garganta y la incertidumbre como única compañera. La imagen de Alicia, abrazando a su nieta en medio del caos y las llamas, se ha convertido en un símbolo de la tragedia, un recordatorio del amor incondicional que puede existir en los momentos más oscuros.

La historia de Alicia y su nieta se entrelaza con la de tantas otras familias afectadas por la explosión. Rosa, hija de Alicia y madre de la pequeña, relata con voz entrecortada cómo su madre estaba a tan solo 10 minutos de terminar su jornada laboral en el paradero del Metro Santa Martha, en Iztapalapa, donde trabajaba como checadora de ruta. Diez minutos que separaban a Alicia de la tranquilidad de su hogar, diez minutos que la pusieron en el epicentro de una tragedia que ha marcado a toda una ciudad.

El policía que las auxilió, un héroe anónimo en medio del infierno, también ha compartido su testimonio, describiendo la escena dantesca que presenció. Sus palabras, cargadas de emoción, relatan la valentía de Alicia y el llanto desconsolado de la pequeña, sonidos que se grabaron a fuego en su memoria. Un acto de servicio que lo convirtió en testigo directo de la fragilidad de la vida y la fuerza del espíritu humano.

La investigación sobre las causas de la explosión continúa, buscando respuestas que puedan prevenir futuras tragedias. Mientras tanto, la comunidad se une en solidaridad con las víctimas y sus familias, ofreciendo apoyo y esperanza en medio del dolor. La historia de Alicia y su nieta nos recuerda la importancia de la unión familiar, la fuerza del amor y la capacidad de resiliencia del ser humano frente a la adversidad. Una historia que, a pesar del dolor, nos invita a valorar la vida y a mantener la esperanza en un futuro mejor.

Fuente: El Heraldo de México