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10 de septiembre de 2025 a las 09:05

Rompe el Silencio: ¡No Más Impunidad!

La impunidad en México no es un fenómeno reciente, sino una enfermedad crónica que ha carcomido los cimientos de nuestra sociedad. Se ha enquistado en el sistema, permeando desde las más altas esferas del poder hasta la vida cotidiana del ciudadano común. Hablar de impunidad es hablar de la normalización de la injusticia, de la resignación ante la corrupción y de la pérdida de fe en las instituciones. Es el triunfo del miedo, del silencio cómplice y de la ley del más fuerte.

El narcotráfico, con su estela de violencia y corrupción, es solo la punta del iceberg. Debajo se esconde una compleja red de intereses que se nutre de la impunidad. El huachicol, la trata de personas, la extorsión, el lavado de dinero, todos estos delitos convergen en un sistema que opera a la sombra de la legalidad, socavando la confianza en el Estado y perpetuando un ciclo de violencia e inseguridad. No se trata solo de delincuentes individuales, sino de verdaderas estructuras criminales que han logrado infiltrarse en las instituciones, corrompiendo a funcionarios y debilitando el estado de derecho.

La falta de acceso a la justicia se convierte en un caldo de cultivo para la impunidad. Fiscalías sobrecargadas, investigaciones deficientes, procesos judiciales lentos e ineficaces, todo ello contribuye a que los delitos queden impunes y los criminales sigan operando con libertad. Esta impunidad genera un profundo sentimiento de frustración e indignación en la sociedad, que ve cómo la justicia se convierte en un privilegio inalcanzable para la mayoría.

Romper con este círculo vicioso requiere un cambio profundo, una transformación que vaya más allá de medidas superficiales y discursos vacíos. Necesitamos fortalecer nuestras instituciones, dotarlas de los recursos necesarios y garantizar su independencia. Es fundamental profesionalizar a los cuerpos policiales, capacitar a los fiscales y jueces, e implementar mecanismos de control y rendición de cuentas que impidan la corrupción.

Pero la lucha contra la impunidad no es solo responsabilidad del Estado. La sociedad civil también tiene un papel fundamental que desempeñar. Debemos romper con la cultura del silencio, denunciar los delitos, exigir justicia y participar activamente en la construcción de un país más justo y seguro. La organización ciudadana, la participación en la vida pública y la exigencia de transparencia son herramientas poderosas para combatir la impunidad y fortalecer el estado de derecho.

El camino es largo y complejo, lleno de obstáculos y desafíos. Pero no podemos darnos el lujo de resignarnos. La impunidad no es un destino inevitable, sino una realidad que podemos cambiar. Cada denuncia, cada investigación a fondo, cada sentencia justa, cada acto de resistencia ciudadana, es un paso hacia la construcción de un México donde la justicia prevalezca y la impunidad sea una excepción, no la regla. Es un proceso que requiere la participación de todos, un compromiso colectivo para construir un futuro donde la ley sea igual para todos y la justicia sea una realidad tangible para todos los mexicanos. La esperanza reside en la convicción de que, aunque el camino sea largo, cada esfuerzo cuenta y cada paso nos acerca a la meta. La impunidad no se vence con palabras, sino con hechos. Y es en la acción, en la participación y en la perseverancia donde reside la verdadera esperanza de un México más justo.

Fuente: El Heraldo de México