
10 de septiembre de 2025 a las 04:45
¡Oasis bajo el sol! ¿Tláloc escuchará?
La expectación por el regreso de Oasis a México después de 16 años ha alcanzado niveles casi místicos. No solo se respira en el aire la emoción por volver a escuchar himnos como "Wonderwall" y "Don't Look Back in Anger" en vivo, sino que también se ha desatado una ola de fervor que trasciende lo musical y se adentra en el terreno de lo ritual. Ante la posibilidad de que la lluvia amenace los conciertos del 12 y 13 de septiembre en el Estadio GNP Seguros, los "madferits" mexicanos, conocidos por su pasión incondicional, han decidido tomar cartas en el asunto, invocando nada menos que al dios de la lluvia, Tláloc.
El video de Luz Chaparro en TikTok se ha convertido en un fenómeno viral, mostrando cómo realiza una ofrenda al imponente Monolito de Tláloc, ubicado en las afueras del Museo Nacional de Antropología. La imagen de las pulseras, similares a las que utilizan las "swifties" en los conciertos de Taylor Swift, siendo arrojadas a la fuente y enterradas en la jardinera, ha generado un debate fascinante. Más allá de la discusión sobre si el monolito representa a Tláloc o a Chalchiuhtlicue, otra deidad ligada al agua, lo que realmente destaca es la profunda conexión emocional que los fans tienen con la banda y su deseo ferviente de que nada empañe este esperado reencuentro.
La iniciativa de Luz ha resonado con miles de seguidores, quienes han expresado su gratitud por el gesto y se han sumado al llamado para realizar sus propios rituales. Esta muestra de devoción, aunque pueda parecer inusual para algunos, refleja la importancia que la música de Oasis tiene en la vida de sus fans. Para muchos, representa la banda sonora de su juventud, de momentos inolvidables, y la posibilidad de volver a experimentarlos en vivo es algo que no quieren dejar al azar.
Sin embargo, la acción también ha generado controversia. Algunas voces críticas han señalado el potencial impacto ambiental de dejar objetos en un sitio histórico y culturalmente relevante. Este debate abre una reflexión interesante sobre los límites entre la expresión de la pasión por la música y el respeto por el patrimonio cultural. ¿Dónde se traza la línea entre una ofrenda simbólica y un acto que podría considerarse contaminación?
Más allá de las opiniones encontradas, el fenómeno de la "ofrenda a Tláloc" por el regreso de Oasis pone de manifiesto la fuerza del vínculo entre los fans y la música. Es una muestra de cómo la música puede trascender lo meramente auditivo y convertirse en una experiencia que involucra rituales, creencias y una profunda conexión emocional. En un mundo cada vez más digitalizado, este tipo de manifestaciones nos recuerdan el poder de la música para unir a las personas y generar experiencias compartidas que trascienden lo racional. ¿Será Tláloc receptivo a las súplicas de los "madferits"? Solo el tiempo lo dirá. Mientras tanto, la expectativa por los conciertos sigue creciendo, alimentada por la pasión y la esperanza de una noche mágica bajo el cielo de la Ciudad de México.
Fuente: El Heraldo de México