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10 de septiembre de 2025 a las 22:15

Horror en secundaria: alumna atrincherada tras tiroteo

La Paz, Mendoza, Argentina, se encuentra conmocionada. Una mañana que prometía ser como cualquier otra en la escuela secundaria Marcelino Blanco se transformó en una pesadilla. El eco de los disparos, detonados por una alumna de tan solo 14 años, resuena aún en los pasillos y en la mente de todos los presentes. Seis largas horas de angustia, con una menor atrincherada, armada con la pistola reglamentaria de su padre, policía en la provincia de San Luis. Un escenario que nadie imaginaba, que nadie previó, pero que lamentablemente, expone una realidad desgarradora: el bullying.

Las primeras investigaciones apuntan a que este acto desesperado, este grito silencioso que retumbó en forma de disparos, fue la respuesta a un constante y sistemático acoso escolar. Una niña de 14 años, acorralada, silenciada, eligió un camino extremo para hacerse oír. ¿Qué la llevó a tal límite? ¿Cuántas veces pidió ayuda sin ser escuchada? ¿Cuántas veces soportó humillaciones, burlas, agresiones, hasta que el dolor se transformó en ira y la desesperación en acción?

Los videos que circularon por redes sociales, grabados por los propios alumnos en medio del caos y el terror, muestran la crudeza de la situación. Estudiantes corriendo, buscando refugio, el pánico reflejado en sus rostros. La menor, armada, caminando por el patio, con una mirada perdida, como si estuviera en un trance. Imágenes que quedarán grabadas en la memoria colectiva, como un recordatorio de lo que nunca debió suceder.

Mientras la policía rodeaba la escuela, un equipo especializado del Grupo de Resolución de Incidentes y Secuestros (GRIS) negociaba con la joven. Horas de tensión, de incertidumbre, hasta que finalmente, la menor depuso las armas. Una entrega que no representa un final, sino el comienzo de un largo proceso de sanación, tanto para ella como para toda la comunidad educativa.

El traslado en ambulancia al hospital, la evaluación psicológica y física, son los primeros pasos para comprender la magnitud del daño. Una niña en estado de shock, víctima y victimaria a la vez, en una espiral de dolor que nos interpela a todos.

La conferencia de prensa anunciada por el Ministerio de Educación y el Ministerio de Seguridad y Justicia de Mendoza promete arrojar más luz sobre este caso. Pero más allá de los detalles, más allá de las responsabilidades, este suceso debe servir como un llamado de atención urgente. El bullying no es un juego, no es una “cosa de chicos”. Es una forma de violencia que puede tener consecuencias devastadoras.

Los testimonios de los compañeros, que la describen como una niña callada, retraída, casi sin amigos, refuerzan la hipótesis del acoso. Una niña invisible para muchos, hasta que decidió hacerse visible de la manera más trágica.

¿Dónde estaban los adultos? ¿Dónde estaban los docentes, los directivos, los padres? ¿Cuántas señales se ignoraron? ¿Cuántas oportunidades se perdieron para intervenir, para ayudar, para prevenir? Este caso debe ser un punto de inflexión. Debemos construir una sociedad más atenta, más empática, donde los niños y adolescentes se sientan seguros, protegidos, escuchados. Donde el silencio no sea la única respuesta al dolor. La Paz, Mendoza, hoy nos llama a la reflexión, a la acción. No podemos permitir que otra niña tenga que empuñar un arma para ser escuchada.

Fuente: El Heraldo de México