10 de septiembre de 2025 a las 15:15
Héroes de cuatro patas: Frida, Ecko y más.
El legado de Frida, la perrita rescatista que cautivó al mundo, sigue inspirando a México ocho años después del devastador sismo del 19 de septiembre de 2017. Su imagen, con sus inconfundibles goggles y botas azules, se convirtió en un símbolo de esperanza y unidad en medio del caos y la destrucción. Pero Frida no fue la única heroína de cuatro patas. Junto a ella, Ecko y Evil, dos pastores belga malinois, trabajaron incansablemente buscando sobrevivientes entre los escombros. Estos binomios caninos, perfectamente sincronizados con sus manejadores, demostraron la importancia del entrenamiento y el vínculo humano-animal en situaciones de emergencia.
Recordemos la escena: la Ciudad de México sumida en la oscuridad, el silencio interrumpido solo por el sonido de las sirenas y los gritos desesperados. En ese escenario desolador, la llegada de Frida y sus compañeros caninos inyectó una dosis de optimismo. Sus ladridos, señalando la presencia de vida bajo los escombros, se convirtieron en un bálsamo para las familias angustiadas. La prensa internacional, fascinada por la valentía y la eficacia de estos animales, dio a conocer al mundo la heroica labor de los rescatistas mexicanos.
Pero detrás de cada rescate exitoso hay un riguroso proceso de entrenamiento. Desde cachorros, los perros de la Semar son seleccionados por su temperamento, concentración, resistencia y agilidad. Su formación incluye la socialización, el desarrollo del instinto de caza y la familiarización con olores específicos, como los de explosivos o estupefacientes. El manejador, pieza clave en este proceso, establece un vínculo de confianza con el animal, esencial para que el perro pueda desempeñar sus funciones con seguridad y eficacia.
La jornada de un binomio canino comienza temprano. Tras revisar el estado de su compañero, el manejador participa en una reunión para planificar las actividades del día, que pueden incluir ejercicios de entrenamiento, reforzamiento de búsqueda, obediencia o simplemente tiempo de descanso y recreación. Es fundamental mantener el equilibrio entre el trabajo y el descanso para evitar el desgaste físico y emocional del animal.
En una zona de desastre, el manejador evalúa la situación y determina si es seguro ingresar con el perro. Factores como la inestabilidad de las estructuras y el riesgo de nuevos colapsos son consideraciones cruciales. Una vez dentro, el perro, guiado por su olfato y entrenado para seguir diferentes patrones de búsqueda, localiza a las víctimas y avisa a su manejador mediante ladridos o señales específicas.
La historia de Frida, Ecko, Evil y otros perros rescatistas nos recuerda la importancia de la colaboración entre humanos y animales en momentos de crisis. Su dedicación, valentía y capacidad para llevar esperanza en medio de la tragedia los convierte en verdaderos héroes nacionales. Su legado continúa inspirando a las nuevas generaciones de manejadores y perros de rescate, garantizando que México esté preparado para enfrentar futuros desastres con la misma eficacia y compasión. Su historia no se limita a las hazañas de rescate, sino que trasciende para convertirse en un símbolo de solidaridad, resiliencia y esperanza para todo el país. Es un recordatorio de que, incluso en los momentos más oscuros, siempre hay luz al final del túnel, y a veces, esa luz viene con cuatro patas, una cola que se mueve con entusiasmo y un corazón lleno de valentía.
Fuente: El Heraldo de México