
11 de septiembre de 2025 a las 02:45
Heridos por explosión en Iztapalapa
La onda expansiva, un rugido sordo que se extendió por la Calzada Ignacio Zaragoza, aún resuena en los oídos de quienes presenciaron la tragedia. El estruendo, seguido de una columna de fuego que se elevó hacia el cielo, pintó un escenario dantesco en la tarde de ayer, a la altura del Puente de la Concordia. La explosión de una pipa de gas LP, que circulaba por la transitada arteria vial, transformó un día común en una jornada de caos y angustia, dejando un saldo preliminar de 57 heridos, cifra que las autoridades temen pueda incrementarse en las próximas horas.
El aire, denso por el olor acre del gas, se mezcló con el polvo y los escombros, dificultando la labor de los equipos de rescate. Los paramédicos, verdaderos héroes anónimos, se abrieron paso entre la confusión, atendiendo a las víctimas con la premura que la situación exigía. Rostros cubiertos de hollín, miradas perdidas, el silencio roto por los lamentos de dolor, componían una escena desgarradora. La rápida movilización de los servicios de emergencia fue crucial para contener la tragedia y brindar atención inmediata a los afectados.
Ambulancias con las sirenas aullando se abrían paso entre el tráfico paralizado, transportando a los heridos a diferentes centros hospitalarios. El Hospital José María Morelos y Pavón del ISSSTE, el Hospital General de Zona 53 y el Hospital Emiliano Zapata se convirtieron en el epicentro de la lucha por la vida. Los pasillos de estos nosocomios, habitualmente transitados, se llenaron de una actividad frenética. Médicos y enfermeras, trabajando contrarreloj, evaluaban las lesiones, proporcionaban los primeros auxilios y preparaban a los pacientes más graves para intervenciones quirúrgicas.
La incertidumbre se cierne sobre las familias de las víctimas. La angustia de la espera se mezcla con la esperanza de una pronta recuperación. En las salas de espera de los hospitales, el tiempo parece haberse detenido. Rostros marcados por la preocupación, manos entrelazadas en silenciosa plegaria, murmullos de consuelo y lágrimas contenidas dibujan un cuadro de desolación. Las autoridades han habilitado líneas telefónicas de atención para brindar información a los familiares y han prometido una investigación exhaustiva para determinar las causas del accidente y deslindar responsabilidades.
Mientras tanto, la Calzada Ignacio Zaragoza, una de las principales vías de acceso a la ciudad, permanece cerrada al tráfico. El trabajo de los peritos se extiende hasta la noche, reconstruyendo los hechos, recolectando evidencias y evaluando los daños. La magnitud de la explosión ha dejado una profunda huella, no solo en el pavimento, sino también en la memoria colectiva. Este trágico suceso nos recuerda la importancia de la prevención y la necesidad de reforzar las medidas de seguridad en el transporte de materiales peligrosos. La solidaridad de la ciudadanía se ha manifestado en múltiples formas, desde donaciones de sangre hasta la organización de brigadas de apoyo para las familias afectadas. En momentos como estos, la unidad y la empatía se convierten en el bálsamo que ayuda a sanar las heridas y a reconstruir la esperanza.
La lista de nombres y edades de las personas ingresadas a los diferentes nosocomios, proporcionada por los paramédicos, se mantiene en reserva por respeto a la privacidad de las víctimas y sus familias. Las autoridades han prometido mantener informada a la población sobre la evolución de la situación y el estado de salud de los heridos a través de comunicados oficiales. Se espera que en las próximas horas se den a conocer más detalles sobre las causas del accidente y las medidas que se tomarán para evitar que una tragedia similar vuelva a ocurrir.
Fuente: El Heraldo de México