10 de septiembre de 2025 a las 16:00
Gasolinazo: ¿Duele tu bolsillo?
El fantasma de la inflación vuelve a tocar a la puerta de los hogares mexicanos, esta vez disfrazado del incesante aumento en el precio de los combustibles. Veintidós semanas. Veintidós semanas consecutivas sin el respiro del estímulo fiscal, veintidós semanas cargando con el peso completo del IEPS. Parece un número insignificante, pero para el bolsillo del consumidor, cada semana, cada peso, cuenta. La Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), a través del Diario Oficial de la Federación (DOF), ha confirmado lo que muchos temían: el IEPS al 100% se mantendrá, al menos, hasta el 12 de septiembre. Imaginen, amigos lectores, lo que esto significa. Seis pesos con cuarenta y cinco centavos por cada litro de Magna. Cinco con cuarenta y cinco por la Premium. Y para quienes dependen del diésel, la cifra asciende a siete pesos con nueve centavos. Cifras que, sumadas semana tras semana, se convierten en una carga pesada para la economía familiar.
¿Se han detenido a pensar en el impacto acumulado? No hablamos solo del viaje al trabajo, a la escuela o al supermercado. Hablamos del transporte público, del costo de las mercancías, de la cadena productiva que se ve afectada en cada uno de sus eslabones. La gasolina, ese insumo indispensable para la vida moderna, se convierte en un lujo silencioso que erosiona el poder adquisitivo.
Y mientras la SHCP publica decretos, PETROIntelligence nos recuerda la cruda realidad: los precios se mantienen, inamovibles, como un desafío a la esperanza. Magna, Premium, Diésel, Gas Natural Vehicular… todos en un compás de espera, observando cómo el bolsillo del consumidor se vacía lentamente. La pregunta, inevitablemente, surge: ¿hasta cuándo? ¿Hasta cuándo seguiremos pagando el precio completo de una crisis que parece no tener fin?
La variabilidad regional, lejos de ser un consuelo, se convierte en una nueva fuente de incertidumbre. Lo que cuesta un litro de gasolina en la Ciudad de México no es lo mismo que en Jalisco, ni en Nuevo León. Las diferencias, aunque parezcan mínimas, se suman a la ya compleja ecuación del gasto familiar. ¿Cómo planificar el presupuesto cuando el precio de lo esencial fluctúa de una ciudad a otra?
La Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), a través de su Subprocuraduría de Verificación, realiza un trabajo loable, inspeccionando gasolineras en todo el país. Pero la verificación, si bien necesaria, no alivia el impacto en el bolsillo. No reduce el precio, no aminora la carga.
La situación nos invita a la reflexión. ¿Qué medidas podemos tomar como consumidores? ¿Cómo optimizar el consumo de combustible? ¿Existen alternativas reales al transporte privado? El diálogo, la búsqueda de soluciones colectivas, se vuelve indispensable. No podemos quedarnos de brazos cruzados mientras el precio de la gasolina sigue subiendo, asfixiando nuestra economía y limitando nuestras posibilidades. Es momento de exigir respuestas, de buscar alternativas y de construir un futuro donde la movilidad no sea un privilegio, sino un derecho accesible para todos.
Fuente: El Heraldo de México