La tragedia ha teñido de luto la mañana del lunes en el Estado de México. Un brutal impacto entre un tren y un autobús de pasajeros en la carretera federal Atlacomulco-Maravatío ha dejado una estela de dolor y consternación. Las sirenas de las ambulancias rompieron la quietud del amanecer, mientras los equipos de emergencia se apresuraban a socorrer a las víctimas de este fatídico accidente. La escena, según testigos, era desgarradora: hierros retorcidos, cristales rotos y el silencio interrumpido por los lamentos de los heridos.

La Secretaria de Salud del Estado de México, Macarena Montoya, en una conmovedora entrevista para Heraldo Radio con Oscar Mario Beteta, ha confirmado la magnitud de la tragedia. Con voz entrecortada, ha informado del saldo provisional: 10 personas fallecidas, 7 mujeres y 3 hombres, y una cifra aún mayor de heridos, 57 en total, luchando por sus vidas en diferentes hospitales de la región. El Hospital General de Atlacomulco, el IMSS 252 Atlacomulco y el Hospital San Felipe del Progreso se han convertido en el epicentro de una batalla contra el tiempo para salvar a quienes se aferran a la vida.

La gravedad de las lesiones, que incluyen traumatismos craneoencefálicos, fracturas de tórax, lesiones abdominales y fracturas de cadera, mantiene en vilo a familiares y autoridades. Diez de los heridos se encuentran en estado crítico, su pronóstico reservado. Una densa nube de incertidumbre se cierne sobre sus destinos, mientras los médicos luchan incansablemente por estabilizarlos.

Las investigaciones para determinar las causas de este terrible accidente ya están en marcha. La Fiscalía del Estado de México trabaja a contrarreloj para esclarecer los hechos y deslindar responsabilidades. La pregunta que todos se hacen, ¿qué falló?, resuena con fuerza en el ambiente. ¿Un error humano? ¿Una falla mecánica? ¿Un cúmulo de desafortunadas circunstancias? La incógnita sobre el paradero del chófer del autobús añade aún más dramatismo a la situación. ¿Se encuentra entre las víctimas? ¿Huyó del lugar? Las autoridades mantienen un hermético silencio al respecto, mientras la Fiscalía continúa con las pesquisas.

La Secretaria Montoya, visiblemente afectada, ha relatado su visita al lugar del accidente. Ha compartido el dolor de los familiares, ha escuchado sus desgarradores testimonios y ha transmitido el apoyo incondicional del gobierno estatal, encabezado por la Gobernadora Delfina Gómez. La promesa de asistencia integral a las víctimas y sus familias, no solo médica, sino también psicológica y económica, busca aliviar, en la medida de lo posible, el sufrimiento causado por esta tragedia.

Mientras las familias velan por la recuperación de sus seres queridos, la sociedad mexiquense se une en un abrazo solidario, exigiendo respuestas y justicia. La carretera Atlacomulco-Maravatío, escenario de este doloroso episodio, se convierte en un símbolo de la fragilidad de la vida y la importancia de la prevención en materia de seguridad vial. La esperanza, sin embargo, se mantiene viva, aferrada a la lucha de los heridos y al compromiso de las autoridades por esclarecer la verdad y brindar el apoyo necesario a quienes hoy más lo necesitan.