
11 de septiembre de 2025 a las 00:20
Anciano rescatado de casa llena de basura en Neza
La montaña de desechos que amenazaba con sepultar para siempre a Don Miguel, se alzaba como un tétrico monumento a la soledad y el abandono en la colonia Benito Juárez de Nezahualcóyotl. El silencio, roto únicamente por el zumbido de las moscas, reinaba en la calle Monedita de Oro, un nombre que contrastaba cruelmente con la triste realidad que se ocultaba tras la fachada de la vivienda. Allí, bajo toneladas de basura acumulada durante años, yacía un hombre de la tercera edad, víctima no solo del peso de los desperdicios, sino del peso de la indiferencia.
La providencia, en forma de vecinos atentos, se manifestó a través de una llamada de auxilio. Un grito desesperado que rompió la cadena de silencio y alertó a las autoridades. Los elementos de seguridad pública municipal, al presenciar el escenario dantesco, comprendieron la magnitud de la tragedia que se cernía sobre Don Miguel y solicitaron de inmediato el apoyo de unidades de emergencia.
Fue entonces cuando el equipo de SUAT Medical, con la urgencia que la situación ameritaba, irrumpió en la escena. Su labor se asemejaba a la de unos arqueólogos, excavando cuidadosamente entre los desechos industriales, los restos de comida putrefacta y la infinidad de objetos inservibles que conformaban el macabro paisaje. Cada minuto contaba en la lucha contra reloj para rescatar a Don Miguel de las garras de la basura que amenazaba con asfixiarlo.
Finalmente, tras un arduo trabajo, lograron localizarlo. Su cuerpo, frágil y consumido, yacía sepultado bajo la montaña de desperdicios. Con sumo cuidado, los paramédicos lo liberaron de su prisión y le brindaron las primeras atenciones. La imagen del anciano, emergiendo de entre la basura, con la mirada perdida y el cuerpo tembloroso, quedará grabada en la memoria de los rescatistas como un crudo testimonio de la vulnerabilidad humana.
Don Miguel fue trasladado de urgencia al Hospital Gustavo Baz, donde lucha por recuperar su salud. Su historia, sin embargo, trasciende las paredes del hospital y se convierte en un espejo que refleja la realidad de muchos adultos mayores abandonados a su suerte. Un reflejo que nos obliga a preguntarnos como sociedad: ¿Dónde están los hijos de Don Miguel? ¿Por qué permitieron que su padre viviera en condiciones tan deplorables?
La respuesta, aunque dolorosa, parece evidente: la ausencia, el olvido, la indiferencia. Don Miguel, viudo desde hace tiempo, fue abandonado por sus hijos, quienes dejaron de visitarlo, dejándolo a merced de su soledad y su creciente obsesión por acumular basura. Día tras día, salía a pepenar, recogiendo desechos que, con el tiempo, se transformaron en una prisión que casi le cuesta la vida.
Ahora, la esperanza se aferra a la posibilidad de que sus hijos, al enterarse de la tragedia que estuvo a punto de ocurrir, recapaciten y asuman la responsabilidad que les corresponde. ¿Acudirán a su lado? ¿Le brindarán el cuidado y el apoyo que necesita? O acaso, ¿será alguna autoridad la que deba intervenir para garantizar el bienestar de este hombre que, a pesar de todo, se aferra a la vida? El futuro de Don Miguel, como el de tantos otros ancianos abandonados, permanece incierto, suspendido en un frágil equilibrio entre la esperanza y la desolación. Su historia, sin embargo, nos interpela a todos como sociedad y nos recuerda la importancia de la solidaridad, el respeto y la atención hacia nuestros mayores.
Fuente: El Heraldo de México