9 de septiembre de 2025 a las 20:05
Tragedia Pasional: Doble Muerte en Video Impactante
Un escalofrío recorre el Perú. La crudeza de un video que circula en redes sociales ha dejado al descubierto la brutal realidad del feminicidio. En Chepén, la vida de Maribel Lozano Ortiz, de 57 años, fue arrebatada de la manera más violenta por su expareja, Segundo Abramonte Calderón, de 60 años. Las imágenes, captadas por una cámara de seguridad, muestran la aterradora secuencia: Maribel, inmovilizada, gritando, suplicando por su vida, mientras su agresor la asfixia sin piedad. Un acto de barbarie que culmina con el suicidio del feminicida, dejando una estela de dolor y consternación.
Este terrible suceso nos obliga a reflexionar sobre la profunda crisis que enfrentamos como sociedad. ¿Cómo es posible que en pleno siglo XXI sigamos presenciando actos de violencia tan extremos contra las mujeres? ¿Qué falla en nuestro sistema que permite que estas tragedias se repitan una y otra vez? La respuesta es compleja y requiere un análisis profundo de nuestras estructuras sociales, de la educación que impartimos y de la cultura machista que aún permea en muchos sectores.
El caso de Maribel no es un hecho aislado. Forma parte de una estadística alarmante que nos sitúa como uno de los países con mayor índice de feminicidios en la región. Las cifras son frías, pero detrás de cada número hay una historia, una vida truncada, una familia destrozada. Es urgente que las autoridades implementen medidas más efectivas para prevenir y erradicar la violencia de género. No basta con condenar estos crímenes después de que ocurren. Necesitamos políticas públicas que protejan a las mujeres, que les brinden acceso a la justicia y que promuevan una cultura de igualdad y respeto.
La indignación que ha generado este video en redes sociales es un reflejo del hartazgo de la sociedad ante la impunidad y la normalización de la violencia. Es un llamado a la acción, una exigencia de justicia para Maribel y para todas las víctimas de feminicidio. No podemos permitir que sus muertes sean en vano. Debemos convertir el dolor en un motor de cambio, en una fuerza que nos impulse a construir una sociedad más justa e igualitaria, donde las mujeres puedan vivir libres y seguras.
El funeral de Maribel se convirtió en un desgarrador homenaje a su vida. Familiares y amigos la recordaron como una mujer ejemplar, una madre amorosa, una luchadora incansable. Su partida deja un vacío irreparable, pero su memoria debe servirnos de inspiración para seguir luchando por un futuro donde ninguna mujer tenga que temer por su vida.
Es fundamental que, además de la indignación, actuemos. Informémonos sobre las señales de violencia, apoyemos a las víctimas, denunciemos los casos que conozcamos. Rompamos el silencio que protege a los agresores. La lucha contra el feminicidio es una tarea de todos y todas. Juntos podemos construir un mundo donde la vida de las mujeres sea valorada y respetada.
Fuente: El Heraldo de México