La tragedia se cernió sobre una familia de Mendoza, Argentina, en un día que comenzó como cualquier otro. El escenario idílico de una niña de tres años jugando en el patio de su casa se transformó en segundos en una escena de devastación. Un motociclista, tras perder el control de su vehículo, se estrelló contra la barda perimetral de la vivienda, construida con adobe y ladrillo. El impacto, brutal e inesperado, provocó el derrumbe de la pared directamente sobre la pequeña, quien quedó atrapada bajo los pesados escombros.

La angustia y la desesperación se apoderaron de la escena. Familiares y vecinos, con el corazón en un puño, se apresuraron a remover los escombros que cubrían el frágil cuerpo de la niña. Cada segundo contaba en la lucha contra reloj para liberarla. Inconsciente, la pequeña fue trasladada de urgencia al Hospital Humberto Notti de Guaymallén, donde los médicos confirmaron la terrible noticia: la niña había fallecido a causa del impacto.

La indignación y la rabia se mezclaron con el dolor. Testigos presenciales, incluyendo algunos vecinos, lograron detener al motociclista, quien estuvo a punto de ser linchado por la multitud enardecida. Golpeado y con heridas superficiales, el hombre fue rescatado por la policía, que llegó al lugar para controlar la situación.

Bajo custodia policial, el conductor relató su versión de los hechos. Según su testimonio, un automovilista lo impactó, desestabilizándolo y provocando que perdiera el control de la motocicleta, estrellándose finalmente contra la barda de la casa. Esta versión, crucial para la investigación, deberá ser corroborada por las autoridades.

El relato de los testigos agrega otra capa de dolor a la tragedia. Según indican, la madre y la tía de la niña se encontraban dentro de la vivienda en el momento del accidente. El estruendo del impacto las alertó, y al salir al patio se encontraron con la horrorosa escena de la pequeña atrapada bajo los escombros.

Las autoridades, con la escena del accidente aún fresca, iniciaron de inmediato las investigaciones. El motociclista fue arrestado y puesto a disposición de la justicia. Peritos recopilaron evidencias y tomaron declaraciones a los testigos, mientras se busca intensamente al supuesto automovilista involucrado, cuya identidad y paradero son aún desconocidos. La investigación, que podría caratularse como homicidio, se centra en determinar las responsabilidades y esclarecer las circunstancias que llevaron a este fatal desenlace.

La imagen de la casa, con la barda perimetral destruida, los bloques de ladrillo y adobe esparcidos como mudos testigos de la tragedia, se ha convertido en un símbolo del dolor que embarga a la comunidad. La vida de una niña de tan solo tres años, truncada en un instante por un accidente absurdo, deja una profunda herida en el corazón de Mendoza. Mientras la justicia busca respuestas, la familia y la comunidad lloran la pérdida irreparable de una pequeña que apenas comenzaba a descubrir el mundo. La pregunta que resuena en el aire es: ¿podría haberse evitado esta tragedia? La respuesta, que se busca con ahínco en la investigación, quizás pueda ayudar a prevenir futuros dolores similares.