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9 de septiembre de 2025 a las 10:10
Recupera y celebra: Guía post-maratón
Cruzar la meta de un maratón es una experiencia transformadora. La euforia inicial, el sabor de la victoria, el rugido de la multitud, todo se combina en un cóctel de emociones intensas. Pero, ¿qué sucede cuando la marea de adrenalina baja? ¿Cuando el silencio reemplaza a los vítores y el cuerpo, agotado, empieza a reclamar su derecho al descanso? Es entonces cuando, para muchos corredores, aparece un invitado inesperado: el "runner's blue". No se trata de una tristeza profunda o una depresión clínica, sino de una especie de melancolía, un vacío existencial que se instala tras el logro. Es como si, alcanzada la cima de la montaña, la vista desde arriba, en lugar de inspirar, generara un extraño vértigo.
Este fenómeno, aunque no reconocido oficialmente por la medicina deportiva, es una realidad palpable para muchos atletas de resistencia. Haruki Murakami, en su obra "De qué hablo cuando hablo de correr", lo describe con precisión como una especie de hastío matrimonial, una desilusión ante la falta de recompensa tras un esfuerzo monumental. Es la puerta que se cierra tras la victoria, la incómoda pregunta "¿Y ahora qué?". Después de meses, incluso años, dedicados a un objetivo único, el vacío que deja su consecución puede ser desconcertante.
La ciencia, por su parte, empieza a arrojar luz sobre este fenómeno. Estudios recientes, como el publicado en BMC Sports Sci en 2024 sobre las reacciones post-carrera, confirman la existencia de una paradoja emocional en atletas de alto rendimiento. La euforia inicial da paso a un agotamiento emocional, una falta de motivación que puede ser particularmente intensa tras pruebas de ultra resistencia como un Ironman. La brusca caída de neurotransmisores como la dopamina y las endorfinas, junto a otros factores fisiológicos y psicológicos, explican en parte este bajón anímico.
Es importante comprender que esta "melancolía del corredor" es, en la mayoría de los casos, transitoria. Como las olas del mar, llega y se va, dejando tras de sí una playa renovada. No se trata de un fracaso, sino de una etapa más del ciclo, una oportunidad para la introspección y el reajuste. Así como en la vida misma, la alegría y la tristeza se alternan, y el deporte, como un microcosmos de la existencia, nos enseña a navegar por estos altibajos.
¿Cómo afrontar entonces este "runner's blue"? La clave reside en mantener un plan de recuperación activo, tanto física como mentalmente. No se trata de abandonar las rutinas saludables, sino de adaptarlas a la nueva realidad. Buscar nuevos objetivos, aunque sean más modestos, puede ser una excelente estrategia para mantener la motivación. Rodearse de otros corredores, compartir experiencias y encontrar apoyo en la comunidad también ayuda a transitar este período. Y, por supuesto, si la apatía persiste o se intensifica, no dudemos en buscar ayuda profesional.
El maratón, como la vida misma, no es una carrera hacia la gloria constante. A veces, corremos hacia el vacío, hacia la incertidumbre, y es precisamente en esos momentos de aparente desolación donde se encuentran las lecciones más valiosas. Aprender a gestionar el "runner's blue" es, en definitiva, aprender a gestionar la propia existencia, con sus inevitables subidas y bajadas. Es aceptar el silencio después de la ovación, la calma después de la tormenta, y encontrar en ese espacio de quietud la fuerza para emprender un nuevo camino.
Fuente: El Heraldo de México