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9 de septiembre de 2025 a las 10:10

México impulsa turismo y empleos formales

La Ciudad de México respira un nuevo aire en su sector turístico. Tras años de prácticas laborales que dejaban en la precariedad a miles de trabajadores, los Censos Económicos 2024 del INEGI nos revelan una transformación profunda y esperanzadora. Imaginen, casi 160,000 personas, antes atrapadas en las redes de la subcontratación, hoy gozan de la estabilidad y los derechos que les corresponden. Esto no es un golpe de suerte, es el fruto de años de trabajo, de reformas que apuntaron directo al corazón de la injusticia laboral.

Recordemos cómo era antes: una telaraña de empresas intermediarias que opacaba la relación laboral real. Trabajadores que dedicaban su esfuerzo a una compañía, pero en los papeles pertenecían a otra. Un sistema que les robaba la antigüedad, les negaba el acceso a créditos, y mermaba su ahorro para el futuro. Un escenario que impedía el crecimiento personal y económico de quienes, con su trabajo diario, contribuyen al dinamismo de nuestra ciudad.

La reforma laboral de 2021 fue un parteaguas. Al poner límites claros a la subcontratación, al exigir que se centre en actividades especializadas y registradas, abrió las puertas a una nueva era de formalización. Ya no hay espacio para las sombras, para la rotación ficticia que solo servía para evadir responsabilidades. La claridad llegó al mundo laboral, y con ella, la justicia.

El aumento al salario mínimo, pilar fundamental de las políticas implementadas desde 2018, también juega un papel crucial en esta historia de progreso. Sumado a la reforma del sistema de pensiones y la creación del Fondo de Pensiones para el Bienestar, ha creado una red de seguridad para los trabajadores, un piso mínimo de dignidad que les permite mirar al futuro con optimismo.

Los datos del INEGI no mienten: un aumento del 23% en la productividad laboral, mientras que el costo laboral sólo subió un 16%. Cifras que demuestran que la formalización no es un obstáculo para el crecimiento, sino un motor que impulsa la economía. La Ciudad de México es un ejemplo de cómo las políticas públicas bien diseñadas pueden transformar la realidad, mejorar la calidad de vida de las personas y fortalecer sectores clave como el turismo.

Y esto no es el final, sino el principio. El camino hacia una prosperidad compartida apenas comienza. El salario mínimo seguirá creciendo, y cada vez más trabajadores, incluso aquellos en el dinámico mundo de las plataformas digitales, tendrán acceso a la seguridad social a través de esquemas flexibles e innovadores. El futuro del trabajo en México se escribe con letras de justicia, de inclusión, de progreso para todos. Un futuro en el que el turismo, y todos los sectores de nuestra economía, brillen con la fuerza del trabajo digno y reconocido.

Fuente: El Heraldo de México