
Inicio > Noticias > Corrupción
9 de septiembre de 2025 a las 10:10
Harfuch sin freno: ¿a quién le pisa los callos?
La sombra de la corrupción se cierne nuevamente sobre Pemex, revelando una trama de huachicol que parece enquistarse en las entrañas del poder. A pesar de los discursos y las promesas, la sangría continúa, desangrando a la petrolera nacional a un ritmo alarmante. La magnitud de la operación, la velocidad con la que se reproduce, nos habla de una red de complicidades que se extiende como una telaraña por las estructuras del gobierno. No podemos ignorar la magnitud del problema, ni la urgencia de enfrentarlo con decisión y transparencia.
Sin embargo, en medio de la oscuridad, algunos destellos de esperanza se asoman. La intervención del secretario de Seguridad, Omar García Harfuch, bajo las instrucciones de la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, representa un paso importante en la lucha contra este flagelo. La incautación del barco con 10 millones de litros de diésel, las 200 denuncias interpuestas y la persecución de 14 individuos, entre funcionarios y empresarios, son señales de que la voluntad política para combatir la corrupción existe. ¿Es una respuesta a presiones externas, como la visita de Marco Rubio? Quizás. Pero lo importante es que se están tomando acciones concretas, que se están tocando intereses poderosos, y que figuras clave dentro del entramado de corrupción están cayendo.
La detención del vicealmirante, sobrino político del secretario de Marina, Rafael Ojeda, es un golpe directo al corazón del poder. La búsqueda de otro implicado, aún prófugo, demuestra que la investigación no se detendrá ante las conexiones políticas. El deslinde que tanto García Harfuch como el fiscal Alejandro Gertz Manero se apresuraron a hacer respecto a la participación del secretario Ojeda genera interrogantes. ¿Fue una decisión coordinada con el gobierno de Sheinbaum, o un intento oportunista de Gertz Manero por atribuirse méritos que no le corresponden? Conociendo el historial del fiscal, la duda es legítima. Su tendencia a perseguir a sus enemigos personales, mientras deja libres a verdaderos criminales, es un secreto a voces.
La pregunta inevitable es: ¿qué sabía el expresidente López Obrador de todo esto? Él, que se jactaba de saberlo todo, ¿ignoraba la corrupción que se gestaba en las filas de su propio partido? ¿Desconocía las operaciones de huachicol que se llevaban a cabo bajo la mirada cómplice de funcionarios de la 4T? Resulta difícil de creer. Sobre todo, considerando que él mismo puso las aduanas en manos de la Marina. ¿Acaso todos los funcionarios que operaban en Altamira y Tampico eran ciegos? ¿Nadie vio los 31 buques cargados de huachicol comandados por los hermanos Farías? La mentira del expresidente resuena con fuerza: ¿no nos aseguró que durante su gobierno se había acabado el huachicol? Su legado queda manchado por la corrupción y la impunidad.
La red de complicidades se extiende más allá de las esferas militares. Empresarios, un exgobernador panista y una red de funcionarios de aduanas y marinos de la 4T tejieron una trama de corrupción que les permitía repartirse millones de pesos por cada desembarco ilegal. Cifras escandalosas, como los 24 millones que obtuvo el exdirector de la aduana de Tampico, el capitán Alejandro Torres Joaquín, por 14 descargas ilegales, ilustran la magnitud del saqueo. Mientras tanto, personajes como Antonio Martínez, exdirectivo de la Aduana de Tamaulipas, se enriquecían a costa del erario público.
Es imperativo que el gobierno de Sheinbaum continúe con la tarea de desmantelar estas redes de corrupción, sin importar los costos políticos. Pisar callos, incluso dentro de su propio partido, es necesario para sanear las instituciones y recuperar la confianza de la ciudadanía. La lucha contra la corrupción no puede ser selectiva, debe ser implacable y llegar hasta las últimas consecuencias.
Y como si esto fuera poco, un nuevo escándalo sacude a Pemex. Las pipas compradas durante el sexenio pasado por Marcelo Ebrard resultaron ser inadecuadas para las necesidades de la empresa. Una estafa millonaria que se suma a la larga lista de irregularidades que han plagado a la petrolera. ¿Quién pagará por este nuevo desfalco? La pregunta queda flotando en el aire, esperando una respuesta que, probablemente, nunca llegue.
Fuente: El Heraldo de México