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9 de septiembre de 2025 a las 10:11

El Alcoholismo: Un Problema Creciente en México

El alcohol, un compañero inseparable en las fiestas mexicanas, una presencia constante en celebraciones y reuniones. Forma parte del tejido social, entretejido en nuestras canciones, dichos populares y hasta en la manera en que concebimos la alegría. Pero detrás de esa aparente jovialidad, se esconde una realidad preocupante: el consumo excesivo. No se trata de demonizar la bebida, sino de entender que la línea entre el disfrute moderado y el exceso es, a veces, demasiado delgada. Cuatro copas para las mujeres y cinco para los hombres, según el libro Trago Estándar, marcan el límite. Una cantidad que, para muchos, puede parecer incluso poca, lo cual evidencia la normalización del consumo desmedido en nuestra sociedad.

Veinte millones de mexicanos, según cifras oficiales, consumen alcohol en exceso. Una cifra alarmante, que nos obliga a reflexionar sobre las consecuencias de esta práctica. Y la preocupación aumenta si consideramos que muchos inician su consumo durante la adolescencia, una etapa crucial del desarrollo físico y mental. Un cerebro en formación, expuesto al alcohol, puede sufrir daños irreversibles, afectando su capacidad cognitiva y emocional a largo plazo.

Las consecuencias del abuso del alcohol son bien conocidas: accidentes de tráfico, enfermedades crónicas como la cirrosis y la hipertensión, deterioro cognitivo e incluso un mayor riesgo de desarrollar ciertos tipos de cáncer. En el ámbito familiar, el consumo excesivo se asocia con conductas violentas, generando un ambiente de inseguridad y afectando especialmente a los más vulnerables: las niñas y los niños.

Entonces, ¿por qué, a pesar de conocer los riesgos, seguimos bebiendo en exceso? La respuesta es compleja y multifactorial. El alcohol se ha romantizado en nuestra cultura. Se le atribuye la capacidad de aliviar las penas, de desinhibir y de fomentar la alegría. "El tequila no resuelve los problemas, pero al menos se te olvidan", reza el dicho popular. Frases como esta, repetidas una y otra vez, normalizan el consumo excesivo y lo convierten en una vía de escape ante las dificultades de la vida.

Esta normalización se traduce en prácticas dañinas, como presionar a quienes no desean beber, incluso incitando a menores de edad a consumir alcohol. Una situación especialmente preocupante se da con las mujeres embarazadas o en periodo de lactancia, que al consumir alcohol ponen en riesgo la salud de sus bebés, pudiendo causar el Síndrome Alcohólico Fetal (SAF). Este síndrome puede provocar discapacidades intelectuales, problemas de atención y memoria, dificultades de audición y visión, ansiedad e incluso malformaciones cardíacas y renales en los recién nacidos.

Afortunadamente, existen organizaciones como la Fundación de Investigaciones Sociales A.C. (FISAC), que trabajan incansablemente para prevenir el consumo nocivo de alcohol en México. A través de la investigación científica y programas educativos, FISAC busca generar una cultura de la responsabilidad en torno al consumo de alcohol. Sus programas, dirigidos a empresas y escuelas, ofrecen herramientas para fortalecer la autoestima, mejorar la asertividad y el manejo del estrés, empoderando a las personas para resistir la presión social y evitar el consumo excesivo.

FISAC ha dado un paso importante con la celebración del 1er Congreso Internacional TEAF (Trastornos del Espectro Alcohólico Fetal), un espacio para el intercambio de conocimientos y la generación de estrategias para la detección temprana, diagnóstico y tratamiento del SAF.

Cambiar nuestra relación con el alcohol requiere un esfuerzo colectivo. Debemos cuestionar las narrativas que romantizan el consumo excesivo y promover una cultura de la responsabilidad. Respetar a quien decide no beber, proteger a nuestras infancias del consumo de alcohol y conducir sin haber bebido son pasos fundamentales para construir un futuro más sano para todos. "No al exceso" no es un simple eslogan, es un compromiso con nuestro bienestar y el de las futuras generaciones. Infórmate y sé parte del cambio. Visita alcoholinformate.org.mx

Fuente: El Heraldo de México