9 de septiembre de 2025 a las 19:55
Caos en Nepal: Violencia política extrema
La furia desatada en Nepal ha pintado un escenario dantesco en Katmandú. El eco de la dimisión del primer ministro, Khagda Prasad Sharma Oli, se ha visto opacado por el rugido de las llamas que consumieron el Parlamento. Cientos de manifestantes, en un acto de desafío extremo, irrumpieron en el recinto legislativo y prendieron fuego al edificio principal, envolviendo el corazón de la capital en una espesa columna de humo, visible en impactantes videos que circulan por las redes sociales. Este acto desesperado se produce tras la jornada de protestas del lunes, que dejó un saldo trágico de al menos 19 muertos, en medio de acusaciones contra la policía por el uso de munición real contra los manifestantes, según Amnistía Internacional.
La mecha que encendió la indignación fue la decisión del gobierno de bloquear las redes sociales, incluyendo gigantes como Facebook, YouTube, X (anteriormente Twitter) y LinkedIn, bajo el argumento de que no se habían registrado ante las autoridades en el plazo establecido. Esta medida, vista como un intento de silenciar la disidencia, desató la ira contenida por la corrupción y la inestabilidad política que ahogan al país. El levantamiento del bloqueo no ha aplacado la furia, que se ha extendido como un reguero de pólvora por las calles de Katmandú.
A pesar del toque de queda impuesto, grupos de jóvenes, en su mayoría hombres, han desafiado a las autoridades, enfrentándose a las fuerzas de seguridad y atacando edificios públicos y residencias de dirigentes políticos. En escenas que reflejan la gravedad de la situación, algunos manifestantes lograron apoderarse de armas de fuego de los policías que custodiaban el complejo gubernamental de Singha Durbar. La residencia del propio primer ministro Sharma Oli también fue pasto de las llamas.
La tragedia ha alcanzado un nivel personal desgarrador con la muerte de Rajyalaxmi Chitrakar, esposa del ex primer ministro Jhalanath Khanal, quien falleció tras sufrir graves quemaduras cuando manifestantes incendiaron su vivienda. Este hecho ha conmocionado a la nación y ha añadido un elemento de profunda tristeza a la ya compleja situación.
La dimisión de Sharma Oli, presentada como una "solución política", ha sido recibida con una mezcla de euforia y escepticismo. Mientras algunos manifestantes celebran la caída del gobierno y proclaman que "el futuro es nuestro", la incertidumbre sobre el futuro político del país sigue latente. El presidente Ramchandra Paudel ha hecho un llamado a la calma y al diálogo, instando a todas las partes a actuar con moderación y a buscar una salida pacífica a la crisis.
La comunidad internacional observa con preocupación los acontecimientos en Nepal. El Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos ha expresado su consternación por la escalada de violencia y ha pedido que se escuchen las voces de los jóvenes. La situación en Nepal es un reflejo de las profundas desigualdades y frustraciones que aquejan a la población, especialmente a los jóvenes, que representan un porcentaje significativo de la población y enfrentan un futuro incierto marcado por el desempleo y la falta de oportunidades. La transición a una república federal en 2008, tras una larga guerra civil, no ha logrado traer la estabilidad y el progreso esperados, dejando un vacío que la actual crisis amenaza con profundizar aún más. La pregunta que queda en el aire es si la dimisión del primer ministro será suficiente para apagar las llamas de la indignación o si, por el contrario, se convertirá en el preludio de una nueva etapa de inestabilidad y violencia.
Fuente: El Heraldo de México