Logo
NOTICIAS
play VIDEOS

Inicio > Noticias > Geopolítica

8 de septiembre de 2025 a las 09:41

Domina la estrategia: Sun-Tzu 2.0

La retórica bélica se ha intensificado en las últimas semanas, alcanzando niveles que rozan lo absurdo. Desde el Reino Unido, el primer ministro nos insta a prepararnos para una guerra que, según él, es inminente. No se trata de una advertencia aislada, sino de una estrategia de tensión constante, una forma de gobernar desde la ansiedad. Keir Starmer, líder de la oposición, no disiente, sino que refuerza este discurso, enmarcando la política en términos de conflicto. Su propuesta de "defensa activa" no es una estrategia militar, sino un conjuro, una plegaria para alejar el fantasma de la guerra invocándolo constantemente. Al otro lado del Atlántico, el Departamento de Defensa estadounidense, con Trump como telón de fondo, reemplaza "Defensa" por "Guerra" en su nomenclatura. Un cambio semántico que habla volúmenes sobre el clima político actual.

El pasado 4 de septiembre fuimos testigos de la puesta en escena de la "Coalición de Dispuestos" en París. Veintiséis líderes europeos, en una demostración de unidad aparente, prometieron su apoyo a Ucrania. Sin embargo, tras la fachada de concordia se esconden las profundas grietas de la realidad: disparidad de capacidades militares y un creciente cansancio social ante un conflicto que parece no tener fin. La OTAN exhibe su fuerza, pero se percibe una tensión, una contractura en ese músculo que pretende disuadir.

Mientras tanto, en el otro extremo del tablero geopolítico, Putin, Xi y Modi posan juntos en el Foro de la Organización de Cooperación de Shanghái. La imagen proyecta un mensaje claro: existe una alternativa al orden occidental, una alianza de poder en ascenso. Y como si la coreografía de poder no fuera suficiente, se filtra el rumor, casi una leyenda urbana, de una conversación interceptada: Xi Jinping, fascinado por la biotecnología, sueña con vivir 150 años; Vladimir Putin, no se conforma con menos que la inmortalidad. Es la versión geopolítica de la promesa de la eterna juventud, un anuncio despiadado que proclama la victoria no solo sobre el enemigo, sino sobre el tiempo mismo. La ironía, casi tragicómica, reside en que ambos líderes rondan los 72 años, la edad en la que la obsesión por la longevidad se convierte en un susurro ante el tic-tac implacable del reloj.

En este escenario casi surrealista, la representante europea Kaja Kallas presenta una lista de países que se unirían a una alianza contra Rusia y China, incluyendo, sorprendentemente, a México e India. La propuesta parece más un artificio retórico que una estrategia viable. La inclusión de México, con su tradicional política de no intervención y neutralidad, resulta inverosímil. India, miembro clave de los BRICS y dependiente de Rusia para su suministro de armas, prioriza su autonomía estratégica, a pesar de las tensiones con China. Ambos países prefieren la complejidad de un juego multipolar a la simplicidad binaria de una alianza predefinida.

El panorama global se asemeja a una sátira política. Occidente multiplica advertencias vacías, mientras Oriente presume de alianzas y sueña con la inmortalidad. Los discursos se visten de estrategia, pero traslucen fragilidad e inseguridad. La OTAN cree que la guerra se evita preparándose para ella; China y Rusia se consuelan con la quimera de la biotecnología para vencer a la vejez. Ambas posturas son, en el fondo, dos caras de la misma moneda: el miedo a la propia finitud.

Sun Tzu, en "El Arte de la Guerra", afirmaba que "toda guerra se basa en el engaño". Quizás hoy la disuasión sea la forma más sofisticada de engaño: fingir fuerza para no usarla, prometer longevidad para no hablar de la decadencia. En ambos bandos se repite el mismo gesto: afilar la espada y exhibirla con tanta ceremonia que olvidan lo esencial. Un día, alguien, inevitablemente, acabará por blandirla.

Fuente: El Heraldo de México